Vivir con sentido
Sergio F. Esquivel: Vivir con sentido
Nacemos desconociéndolo todo. Puro instinto, buscando nuestros impulsos más primitivos, calor, protección, alimento, aire. Poco a poco tomamos conciencia de lo que significa estar vivos y, también, de que vamos a morir.
Sin embargo, la muerte no se vuelve real hasta que toca a nuestra puerta. Cuando la vemos cara a cara y te obliga a mirar tu vida con otros ojos y preguntarte: ¿Qué voy a hacer con esto? ¿En qué me voy a gastar esta única moneda para hacer que valga la pena el viaje? Esa es la pregunta que se han hecho todos los filósofos desde hace milenios, ¿cómo vivir una vida con sentido?
Hay quien piensa que esto se logra a través de la trascendencia. Dejar un legado que se mantenga vigente en el mundo a pesar de que tú ya no estés. Trascender en el tiempo a través de tu obra, tus logros, tus acciones. Pero si la trascendencia es en función al tiempo, entonces ¿qué pasa si en 50 o 100 años, nada de lo que hayas dicho, hecho o creado sobreviva?, ¿podríamos decir que fue una vida con sentido?, ¿acaso recuerdas algo de tu bisabuelo o de sus padres?, ¿sabes siquiera cómo se llamaban?
Otras corrientes hablan de que vivimos una vida con sentido si somos felices. Pero ¿se puede ser feliz, plena y absolutamente feliz? Yo nunca he conocido a alguien que sea feliz durante toda su vida. En todo caso habrá quien viva con muchos momentos de felicidad, pero no felicidad permanente. ¿Si alguien viviera toda su vida siendo feliz, sería realmente feliz? La respuesta es no, de la misma manera que alguien que viva toda la vida a la misma temperatura, nunca tendría frío o calor. La felicidad es como la luz, a veces necesitamos de su ausencia para ver las cosas como realmente son.
Algunos dirán que una vida se vive con sentido cuando se vive con amor. Cuando amas y eres amado ¿será esta la medida de una vida con sentido? El amor es subjetivo, diferente para cada uno de nosotros ¿qué es el amor realmente?, ¿solo el vínculo entre dos personas?, ¿qué hay del amor propio, el no correspondido, el platónico, el compartido?, ¿acaso quien ama de esta forma no vive con sentido?
No importa cuál sea tu visión particular. Si el objetivo de nuestra existencia es honrar la vida que tenemos dándole sentido, entonces ¿por qué enfocamos tanto tiempo, energía y atención en otras cosas?, ¿por qué día tras día nos distraemos tanto en otras cosas, persiguiendo metas insulsas?
No tengo la respuesta. Tal vez sea justamente esa búsqueda de sentido la que termina de definir la realidad de nuestra existencia. Tal vez el amor, la trascendencia y la felicidad no son más que flores a un costado del camino. Tal vez vivir una vida con sentido no sea una meta, sino una aspiración permanente, como una estrella en el horizonte que nos acompaña y nos guía en este recorrido mágico e impredecible al que llegamos sin certezas, sin pedirlo y del cual nos iremos sin estar listos, sin haber concluido todo y en el mejor de los casos, sin saberlo nunca.