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Raúl “El Ratón” Macías, boxeador de peso gallo y gran ídolo mexicano, acuñó la célebre frase: “Todo se lo debo a mi manager y a la virgencita de Guadalupe”. Lo traigo a colación porque muchos artistas, intelectuales, escritores, guionistas, bailarines y otros que gozamos del aplauso del público tenemos que decir: “Todo se lo debo al Fonca”. Bueno no exactamente todos, porque algunos por alguna situación no han logrado ser bendecidos por el programa y como sarcasmo de resentimientos expresan: “Hay los artistas pobres y los de Fonca”.

Hace 15 años recibí en el programa de Jóvenes Creadores de este Fideicomiso mi primera beca que me permitió escribir la novela Un día sin mancha, que por cierto es mi primera novela en ser traducida al japonés y pronto aparecerá en francés. En esos ayeres nos reuníamos jóvenes que teníamos sueños de trascender y nuestros tutores, figuras con experiencia, nos aconsejaban esforzarnos al máximo para lograr el éxito.

Ya con varios obras escritas bajo el brazo logré ingresar al Sistema Nacional de Creadores de Arte, en ese camino he visto crecer a muchos artistas en diversas expresiones culturales, todos creo yo estamos agradecidos del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes. Hoy esta benefactora institución prácticamente ha desaparecido, seguramente aparecerá con nuevo nombre, con diferentes reglas y nuevas disciplinas, los tiempos de cambio no admiten resabios del pasado “salinista”, tal como afirmará Irma Eréndira Sandoval, secretaria de la Función Pública, quien además diría que la función del Fideicomiso era “premiar a los compadres”. La funcionaria de primer nivel no se quedó sin respuestas de la comunidad artística formada por muchos rebeldes que hoy se encuentran en importantes cargos en el gobierno actual.

Nuestro país cuenta con un enorme respeto hacia los intelectuales y artistas de parte de los países del orbe, el mundo cultural nacional es dinámico e independiente. El respeto por la forma de entender la realidad y expresarla en cualquier escenario o disciplina es una regla obligada, la disención que no es motivo de confrontación.

Muchas voces afirman que la cultura es un lujo, yo afirmo que es una necesidad de primer orden, sin cultura somos un sociedad sin identidad. Los artistas soñamos con un mundo mejor, lo expresamos y luchamos para concretarlo. El quehacer cultural debe tener primacía sobre el discurso político.

Fonca fue el instrumento que a muchos nos dio una puerta hacia nuestra realización. Provengo de una familia de pueblo, vulnerada y con escasas posibilidades de superación; hoy puedo decir con 15 obras escritas, premios nacionales e internacionales recibidos, traducciones de mis obras en muchos idiomas, a más de reconocimientos hacia mi persona y mi etnia, que la esencia de Fonca debe persistir para todos los artistas en todos sus niveles.

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