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Existen diversas razones de que la habilidad lectora se esté perdiendo en esta generación. La lectura es un hábito que se aprende, no se obtiene por generación espontánea y se desarrolla a través de intrincados procesos mentales. La familia y los modelos escolares actuales se han enfocado a otras actividades cognitivas y han soslayado este importante y básico perfil en los diversos niveles escolarizados. Aunque también hay que escribirlo: la educación se encuentra en medio de una crisis que comenzó a finales del siglo pasado y los docentes están confundidos por el camino que la educación ha seguido en aras de una modernidad que no ha dado resultado en los aprendizajes esperados.

En la educación media superior (EMS) he constatado este problema que pone en jaque a la educación superior; la habilidad lectora es la más básica de todas las habilidades, sin ella, es imposible desarrollar la comunicación oral y escrita. En un grupo de 40 jóvenes la mitad no sabe leer -así de textual-, deletrean las palabras y tienen dificultad para hilvanar oraciones completas dando como resultado una nula comprensión lectora. Valga un consuelo para los tutores: esta situación se replica en todos los subsistemas de la EMS, e incluso en planteles de otras latitudes.

El invento que propulsó al hombre a estadios superiores fue el lenguaje escrito, éste fue el inicio de una aventura sorprendente; leer y escribir son placeres que no tienen definición comprensible. Jóvenes me han preguntado: cuál es el primer paso para escribir, no hay otra respuesta: lo primero es leer. La siguiente pregunta: qué debo leer, yo le contesto: todo lo que caiga en tus manos. Cuando leer se convierte en una necesidad no existen temas inadecuados, todo lo que tenga letras el hemisferio izquierdo cerebral lo codifica y lo procesa convirtiéndolo en palabras. Así de fácil, pero en realidad es una largo proceso cognitivo.

La lectura no es de procedencia genética, creo que nace de la curiosidad y de la necesidad social de ser constructor de su conocimiento, claro que son fundamentales la motivación y el interés de leer. Tiene sus ventajas, leer, lo primero es el aumento del acervo del vocabulario, con lo cual mejora sustancialmente la habilidad del pensamiento crítico y lógico, lo que amplía el sentido de la existencia.

En disertaciones públicas, madres o padres me han solicitado consejo de cómo hacer que el niño descubra el libro. En mi experiencia personal, mis hijos crecieron entre libros, todo consistió en pasar de lectores pasivos a lectores activos. Hay que ayudar a la mercadotecnia, dejando a su paso esos títulos que se encuentran de moda: las series editoriales, las sagas, las mangas, las revistas frívolas o nice, los periódicos. Una vez que descubran el placer de la lectura, apachurre la cartera porque los libros a veces son caros. Pero vale el dolor de abrir el monedero.

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