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La doctora en Turismo Karla Berenice González Matú es una experta en turismo comunitario; una plática con esta académica ha aclarado algunos puntos sustanciales de las expectativas que pueden tenerse ante el proyecto del Tren Maya y otros proyectos turísticos en la Región del Mundo Maya, formada por los cinco estados ubicados en la península de Yucatán y los del sur-sureste; recientemente los secretarios de turismo de Yucatán, Campeche, Quintana Roo, Chiapas y Tabasco anunciaron la reactivación de este importante proyecto (Novedades Yucatán, 13 de agosto de 2020).

Ella afirma que en algunas zonas de estos estados es posible desarrollar actividades económicas alternativas que tienen que ver con la cultura tradicional de los pueblos indígenas que se asientan en el trayecto del tren o por otras formas de movilidad. Sostiene que sin un aporte significativamente planificado, existe el ecoturismo sobre todas en zonas indígenas de Quintana Roo, que van desde senderos interpretativos, paseos en lagunas, observación de aves y contacto con la naturaleza. A nuestra entrevistada le llama la atención que en los estados de Yucatán y Campeche, el turismo sea mayoritariamente arqueológico y dejan sin explotar las bellezas de los cenotes y la imponente flora que circunda a estos acuíferos, además del rico patrimonio intangible que singulariza cada comunidad de estos estados, que son un potencial atractivo para los turistas nacionales o internacionales. Recalca que este filón de atractivos es un poderoso imán atrayente de inversionistas.

Gonzalez Matú reconoce que, para la atracción del turismo de masas, se necesitan formas de manejo y gestión, ya que no todo es financiamiento para infraestructuras; es básica la capacitación así como la movilidad. Dentro de otro esquema se encuentra la negociación con las empresas privadas y los representantes de las comunidades indígenas, así como con las instancias de gobierno. El prever una gestión basada en la participación y consenso con la comunidad en las diferentes fases de la planificación turística permite a los pobladores de las comunidades mejores aprovechamientos que redundan en mejoras económicas.

La académica insiste en que el contexto del Tren Maya es la oportunidad de hacer las cosas diferentes en materia de turismo en las comunidades rurales mayas y no repetir los errores cometidos en el pasado en algunas latitudes. Los daños sociales como: la sobrecarga turística, la pérdida de identidad, el desplazamiento de la población local, pueden ser previstos y con esas experiencias se debe garantizar la autonomía comunitaria, beneficios equitativos y empoderamiento para niñas y mujeres.

El tren abrirá muchas oportunidades y la reactivación de la Región del Mundo Maya en materia de turismo obliga a los protagonistas a trabajar a marchas forzadas para atraer a un segmento del turismo nacional e internacional que viaja para conocer formas de cultura diversas y en eso la maya tiene un ganado prestigio por la enorme riqueza tangible e intangible que posee.

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