Insegura Navidad
Héctor López Ceballos: Insegura Navidad.
Según datos de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, 65 personas fueron asesinadas en México el 24 de diciembre pasado. Al momento de escribir esta columna aún no se tienen datos de los homicidios dolosos de ayer (25 de diciembre), pero la tendencia en el país en materia de crimen e inseguridad no permite predecir números bajos. 65 personas es el equivalente a que un salón y medio (o dos) de una escuela pública hayan sido asesinados en la víspera de Navidad.
El dato forma parte de los 1637 homicidios dolosos registrados en México desde el primero de diciembre.
Por supuesto que es un error culpar a Andrés Manuel del génesis de la violencia en el país, que si bien se acentuó con la guerra contra el narco de Felipe Calderón empezó desde décadas atrás por la inacción del Estado frente al terror sembrado por el crimen organizado. Sin embargo, también es necesario aceptar que la estrategia de abrazos y no balazos ha sido un fracaso y ha mantenido los datos duros de inseguridad, homicidios, secuestros, cobros de piso, entre otras cosas.
Quizás, de hecho, eso pueda ser el fiel de la balanza en las siguientes elecciones presidenciales y legislativas. Es cierto que Morena lleva una ventaja considerable frente a otras opciones políticas, pero la inseguridad ha sido el tema pendiente y la fuente de dolor de miles de familias a lo largo de los sexenios, y puede capitalizarse en contra del oficialismo; después de todo, la candidata del partido en el poder no propone algo distinto a lo planteado y ejecutado por el Presidente y la gente lo sabe.
Sin embargo, tampoco está claro cómo la oposición abordaría el problema de la inseguridad más allá de hacerle (supuestamente) la guerra sin cuartel a los grupos del crimen organizado. Muchos de los que integran la oposición fueron servidores públicos en las épocas de Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto que tampoco entregaron números decorosos y alentadores en la materia, e incluso siguen aplaudiendo la guerra que “movió el avispero” que desató las historias que conocemos y se siguen viviendo.
Al final, parece que la inseguridad y los homicidios no son prioridad para la clase política del país (o al menos no lo demuestran). Veremos si con el inicio oficial de las campañas empezamos a ver un cambio, o nos preparamos mentalmente para otros seis años que probablemente terminen por hacer colapsar al país. De nuestro voto dependerá, en un sentido o en otro.
Extra: una vez inaugurado el tren maya sólo queda esperar lo mejor por el proyecto, pues su fracaso sería un duro golpe (más) a los contribuyentes que con sus impuestos lo financiaron. No obstante, el que suscribe considera que el grueso de los recursos debió invertirse directamente en las comunidades. Hoy no tienen oferta ni recurso para desarrollar programas o proyectos compatibles con el tren; es decir, no se hizo nada y los más beneficiados serán, como siempre, quienes tienen el dinero para especular con la tierra o para desplazar a las comunidades y someterlas al capital venidero.