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La campaña “Un Nacimiento en tu fachada” se origina en Yucatán para todo México como respuesta a la afrenta de que nos quieran quitar el derecho de expresar nuestra fe en los espacios públicos.

Por cierto, es un derecho humano. La libertad de conciencia se tutela en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos en el artículo 24.

Si leemos con atención el proyecto de resolución 216- 2022, de parte del quejoso, encontramos una argumentación que resulta falaz.

Por ejemplo, dice que el municipio de Chocholá “le está imponiendo una serie de valores, creencias y perspectivas espirituales como si fuesen comunes a la totalidad de la población, cuando no es así” y que “el Estado mexicano es laico y prohíbe expresamente el establecimiento de algún tipo de preferencia o privilegio en favor de religión alguna”.

También dice que se vulnera el Estado laico, pues al no pertenecer a la Iglesia Católica se considera discriminado por parte del Estado al hacer alusión a ciertas figuras religiosas durante las épocas decembrinas para celebrar la Navidad.

Bueno, nos gustaría recordarle algunas cosas al demandante y a quienes quizá puedan sentirse igual que él. En principio, que la nación mexicana guarda una relación muy estrecha con la fe desde que se fundó el país. Baste recordar que el evento Mariano o también conocido como el Acontecimiento Guadalupano, ocurrido en 1531, cambió por completo el rumbo de nuestra historia, la imagen grabada en la tilma de Juan Diego Cuauhtlatoatzin, perteneciente a la etnia indígena de los chichimecas puede constatarse hoy en día dentro de la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe.

A partir de ese momento se abrazó la fe católica y se inició un sincretismo que perdura y que se deja ver en todas nuestras tradiciones.

Para los días de los fieles difuntos, nuestra tradición maya se funde con la religiosa al evocar a nuestros muertos y darles comida para su paso al más allá, tradición hermosa que con matices se comparte en todo el país y que ha quedado inmortalizada de un modo especial para el mundo con la película “Coco”.

La piñata original con siete picos que se rompe en las posadas decembrinas también tiene inspiración religiosa, pues simboliza los siete pecados capitales que se “rompen” con el poder de la Gracia.

El árbol navideño es un símbolo religioso de la vida eterna para los cristianos, pues el pino al ser triangular representa a la Santísima Trinidad, en sus inicios se adornaba con manzanas representando las tentaciones y velas que simbolizan la luz del mundo y la gracia divina.

Colocar un nacimiento del niño Jesús en diciembre también es un signo religioso para quienes tenemos fe, pues la Encarnación del Hijo de Dios dio origen a la Sagrada Familia y por ende a nuestra historia de salvación.

Las fiestas patronales son parte también de nuestras tradiciones y ni qué decir de la vivencia de la Semana Santa con la representación de la Pasión de Cristo.

Siendo muy honestos, ¿ustedes podrían pensar que todas estas expresiones culturales adoctrinan a las personas? Si la respuesta es afirmativa ¿cómo podríamos explicar que la cantidad de católicos ha decrecido? No es esa la razón claramente, hay mucho más que no dicen, una agenda mundial que pretende romper al ser humano desde su interior.

Un nacimiento del Niño Jesús no adoctrina. Además, para quién no es cristiano tan sólo evoca un hecho histórico tan crucial que partió la historia en dos, simplemente pensemos qué fecha es hoy, por cierto “Después de Cristo”. Si quieres sumarte escribe a: lonaentufachada@gmail. com

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