“Otis”: rápida intensificación
Juan Vázquez Montalvo: “Otis”: rápida intensificación.
Año con año, se hace un pronóstico de lo que podría suceder, tanto en la zona del Atlántico, Golfo de México y Mar Caribe, como en las zonas del Pacífico mexicano, realizado por las autoridades internaciones del Centro Nacional de Huracanes y las nacionales, en este caso, el Servicio Meteorológico Nacional.
Se sabía, porque se dijo, que habría el fenómeno de “El Niño” este año, y cuando acontece en el Océano Pacífico sus aguas se calientan más de lo normal, por lo que se espera una muy activa temporada de ciclones tropicales y era lógico que hubiese una mayor afectación para las costas del Pacífico mexicano, tal y como ha sucedido, por lo que los gobiernos de los estados que podrían ser afectados debieron tomar medidas al extremo para este periodo.
No es la primera vez que Acapulco sufre la afectación de un ciclón fuerte, ni tampoco es la primera vez que un fenómeno afecta de “sorpresa” a esta zona del Pacífico mexicano. En octubre de 1997, el huracán “Paulina”, de categoría 1, sorprendió con lluvias torrenciales que deslavaron las montañas, y los ríos y arroyos se desbordaron provocando a su paso caudaloso destrucción y muerte de al menos 200 personas, por lo que ya se ha conocido este tipo de sucesos y no hay pretexto por parte de las autoridades para no reaccionar.
La mañana del pasado martes 24 de octubre, un sistema meteorológico que se formó al sur de Chiapas y que ya era tormenta -casi huracán categoría 1- con conocimiento de las autoridades mexicanas, llámese Servicio Meteorológico Nacional. El Centro Nacional de Huracanes de Miami, Florida, ya había avisado que los modelos matemáticos lo ubicaban en la zona de Acapulco, y no se olvide que se ha dicho hasta el cansancio en foros y eventos que hay una estrecha colaboración entre el Servicio Meteorológico y el Centro Nacional de Huracanes, por lo que no se puede afirmar que el Servicio Meteorológico no sabía o no estaba enterado que a las 5 de la tarde de ese día el Centro Nacional de Huracanes ya conocía que “Otis” se dirigía a la zona de Acapulco, y que llegaría como huracán intenso mayor a la categoría 3 de la escala Saffir-Simpson.
Hubo todo tipo de fallos y errores, tanto por la población como por las autoridades, ya que lógicamente ante un súper huracán categoría 5, con vientos sostenidos de 270 km/h y rachas mayores y con lluvias torrenciales, les costaría caro, y es que la afectación real fue de tres horas, mucho menor que una normal de 12 horas, si no, el daño hubiera sido mayúsculo y serían miles de muertos.
Y lo peor, es que un gran huracán desnuda las carencias y debilidades, ya que pone a prueba todo lo construido, los hoteles y plazas edificados en la zona diamante y dorada, evidentemente utilizaron material que no se debe, como mucho vidrio y muros durok de poca resistencia, y no se vale que digan que no sabían que un gran huracán podría llegar, ya que años atrás el ciclón intenso categoría 4 “Patricia”, ingresó a Jalisco, siendo un antecedente de lo que podría pasar.
Para terminar, he observado con gran preocupación que en Yucatán, en la construcción de los modernos edificios, sobre todo en Mérida y la costa, se ha usado mucho vidrio y muros durok. Ya se les olvidó que aquí ya pasaron dos huracanes intensos, como fueron “Gilberto”, en 1988, e “Isidore”, en 2002.