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Estamos en plena temporada de ciclones tropicales y considero que les resultará interesante saber a detalle qué son esos fenómenos, cómo se forman y cómo se clasifican, por eso me permito amigo lector compartir con usted algunos datos que nos ayudarán a entender a los señores que predicen el clima.

Los huracanes traen consigo vientos destructivos, lluvias torrenciales, inundaciones y tornados. Una sola tormenta puede causar estragos en poblaciones costeras e interiores y en espacios naturales en cientos de kilómetros cuadrados, cómo pasó en Yucatán con la Tormenta tropical “Cristóbal” en junio de 2020, que sin ser huracán dejó bastantes daños en varios sectores.

Pero, ¿qué es un huracán? Es uno de los más devastadores fenómenos meteorológicos ya que son capaces de destruir grandes superficies y territorios alcanzando velocidades que pueden superar los 250 km/h.

Existen numerosos factores que influyen en la aparición de los huracanes, desde los fenómenos meteorológicos, pasando por las regiones en las que se originan, hasta la propia estructura del huracán.

Además, muchos de nosotros seguramente no conozcamos todo el vocabulario necesario para entender su funcionamiento, por lo que necesitaremos un glosario de referencia.

Este fenómeno se forma a partir de sistemas de bajas presiones con actividad lluviosa y eléctrica.

Los huracanes tienen distintos nombres según la zona o la región en la que se producen. Así se le llama ciclón tropical en el Caribe, tifón en el océano Índico y mar de Japón.

Una depresión Tropical; son vientos cuya velocidad máxima a nivel del mar es inferior o igual a 62 km/h.

La tormenta tropical o ciclón tropical de núcleo caliente, cuyo viento máximo a nivel del mar oscila entre los 63 y los 117 km/h, y el siguiente paso es el Huracán; que es un ciclón tropical de núcleo caliente cuya velocidad media a nivel del mar puede ser de 118 km/h o superior, dependiendo de la categoría del mismo.

Existen una serie de causas y de disposiciones favorables para que se produzcan estos huracanes.

En aguas cálidas del trópico suelen formarse sistemas de baja presión y ondas tropicales.

Podemos decir que existen factores que deben estar presentes para que se dé un huracán: un disturbio atmosférico preexistente en el que se incluyan tormentas, las temperaturas oceánicas cálidas, al menos 26 °C, desde la superficie del mar hasta 15 metros por debajo de ésta.

Es ese proceso de evaporación y la condensación eventual del vapor de agua en forma de nubes, el que libera la energía que le da la fuerza al sistema tormentoso para generar vientos fuertes y lluvia.

Otro factor es el viento, la presencia de aire cálido cerca de la superficie del mar permite que haya mucha evaporación y que comience a ascender sin grandes contratiempos.

Y el giro que se realiza en sentido contrario al de las manecillas del reloj en el hemisferio norte y en sentido favorable en el hemisferio sur.

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