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Hace unos días tuve la oportunidad de visitar una comunidad del municipio de Chacsinkín, una población maya compuesta por 250 familias que, entre otras cosas, se dedican a la agricultura llamada migratoria o conocida como roza-tumba y quema con métodos tradicionales.

Ahí pude platicar y conocer de cerca a hombres y mujeres que están compartiendo sus saberes con otras comunidades y me di cuenta del orgullo con que los defienden. Forman parte de su identidad a través de su agricultura sustentable. En los últimos años se han dado cambios importantes en el cómo los habitantes de Chacsinkín manejan sus recursos naturales, ahora son más de 200 las personas que trabajan sus parcelas agrícolas con nuevos métodos y han dejado atrás la práctica de la quema.

La milpa es una forma viva de manejo de los recursos naturales de la selva. Sólo en Yucatán existen cerca de 80,000 milperos; la tercera parte de los suelos (unas ochocientas mil hectáreas) están dedicados a la milpa y más de la mitad del maíz que se consume es producido por ellos. Es gracias a actividades tradicionales como la milpa y la apicultura que se ha preservado parte de las selvas de la región, a diferencia de otras zonas tropicales de México y Centroamérica, donde la ganadería extensiva y los cultivos comerciales las han sustituido.

Este sistema de producción sustentable, además de ser un ejemplo en América Latina, ya ha sido reconocido recientemente por la ONU como paradigma de sustentabilidad y resiliencia social, el proyecto será incluido en una base de mejores prácticas a nivel global para que pueda ser compartido y considerado para replicarlo en otros lugares del mundo.

Pero esta distinción no es obra de casualidad, es el resultado de un arduo trabajo de difusión y promoción de las costumbres ancestrales que gracias a los mayas hoy nos da identidad mundial. El reconocimiento se dio una vez que se revisaron iniciativas globales orientadas a proteger y restaurar los ecosistemas, promover modelos locales para una agricultura de bajo impacto ambiental y proyectar el poder de las personas y las comunidades para lograr cambios. Bajo estos principios, el Proyecto “Milpa Sustentable en la Península de Yucatán” fue seleccionado, de entre 847 propuestas de 127 países, como una de las iniciativas finalistas, de acuerdo con el grupo internacional de expertos de renombre mundial que conforman el comité asesor técnico del concurso.

Con esta condecoración el proyecto pone en el mapa mundial el trabajo de promoción de la Agricultura de Conservación y el rescate de semillas nativas para fortalecer la seguridad alimentaria de las familias mayas que trabajan el sistema milpa en los estados de Campeche, Yucatán y Quintana Roo. Esta importante actividad que se realiza en Yucatán acaba de ser merecedora como sistema de alimentación prioritario del reconocimiento Sipam otorgado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura FAO, sin duda, una gran noticia para todos y, sobre todo, una valoración trascendental a la cultura ancestral.

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