|
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram

Quien tiene amigos lo tiene todo, es una frase que le escuché a David Salomón y que simplemente repito cada que hay motivo, porque la vida se vuelve un cúmulo de experiencias que dejan la mente feliz, aunque en ocasiones nos aprovechemos de quienes se han convertido en compañeros de camino.

Me gustan las personas solidarias, quienes están pendientes del otro y no necesariamente en situaciones extremas o cuando se requiere ayuda, esos que saludan sin ningún motivo, o bien con la única razón de estar presentes cada día. Los que se alegran de tus éxitos y te abrazan en tus fracasos

Quienes viajan muchas horas para celebrar o llorar contigo esos acontecimientos que te mueven la tierra bajo tus pies, porque estas personas no se imaginan acompañarte en la distancia en un momento de soledad o felicidad extrema.

Deberían multiplicarse los seres humanos que hacen comunidad, quienes entienden cómo es el acompañamiento, y es que no me puedo imaginar cómo sobreviven los solitarios, los que se creen superiores y que pueden con todo.

Me pregunto si Nicolás Maduro tendría realmente amigos y no solo empleados o subalternos que le dan la razón en todo.

La semana pasada tuve el privilegio de viajar con amigos a los que adoro y en algún momento de ese recorrido discutía con un extraordinario ser humano sobre política. Él y yo pensamos exactamente lo contrario del mismo tema. De repente el tono subió, pero no llegó más allá y no porque tuviera la responsabilidad de callarme. No es mi estilo.

Entonces existen otros momentos que requieren de ese apoyo. Admiro a mis padres rodeados de una gran red de personas que tienen vidas nada parecidas y que se han encontrado para aprender de otros aun en la plenitud de su vida.

Presenciar los que considero los extremos de la existencia me hace reflexionar sobre la vida y la muerte. Acompañar a otros en ambas situaciones es lo que me da la oportunidad de entender cómo esa comunidad da fuerza para recorrer el camino.

Ambos eventos te cambian la perspectiva, te sacuden desde las entrañas, aunque sabes que los modos van a ocurrir en algunos casos, nunca estás preparado para lo que mueven en ti.

Yo tengo el privilegio de contar a mi alrededor con un puñado de esos seres humanos que simplemente deberíamos poner en una vitrina, pero no soy la única. He visto a otros construir esos muros de contención que son realmente fortalezas.

Si eso no existiera estaríamos peor. Creo.

Yo aprovecho que es lunes y es inhábil para buscar a esos que me han acompañado en la jornada para festejar que comenzó febrero. ¡Que sea feliz!

Lo más leído

skeleton





skeleton