El calentamiento global
Caleidoscopio, columna de Ramón Pérez.
Como se sabe, el cambio climático está afectando a nuestro planeta cada día más y uno de los impactos más graves que está provocando es el deshielo de los polos. Tanto el Ártico como la Antártida contienen el 80% del agua dulce del planeta, además de contener el 90% del hielo de la superficie terrestre.
Desde hace siglos, el deshielo ha sido un proceso natural, ya que estaba determinado por la estación del año, y aunque haya tenido épocas de glaciación y derretimiento, siempre ha estado en constante equilibrio. Desde entonces y hasta ahora, ha habido muchos cambios y, en concreto, en las últimas décadas el proceso de deshielo se ha visto incrementado debido a la gran cantidad de dióxido de carbono que desprenden las acciones humanas, lo que provoca un aumento de las temperaturas y la correspondiente aceleración del proceso.
Por ejemplo, en el polo norte, la superficie de hielo polar se ha reducido en un 40% en un periodo de 40 años, según afirma la agencia del clima de EE.UU. Y, por su parte, en la Antártida los datos que se han obtenido gracias a la NASA son devastadores, catalogando la situación de deshielo como irreversible. Esta es la realidad y no nos damos cuenta de ello.
Pero las consecuencias van más allá, afectando a las corrientes marinas. El aporte de la gran cantidad de agua del deshielo a la masa oceánica aumentará así el nivel del mar y provocará un desequilibrio eco-sistémico muy difícil de reparar, y aunque he utilizado verbos futuros, es una realidad que ya está ocurriendo actualmente. Con estos cambios los más perjudicados de este proceso son las especies que residen en estos hábitats, debido a que dependen del hielo para sobrevivir, encontrándose la mayoría en peligro de extinción.
Algunas de estas especies son: el oso polar, que habita en el polo norte y que se encuentra en estado vulnerable en la lista roja de las especies en peligro de extinción. El pingüino, que habita en la Antártida, y el pingüino de las Galápagos, que habita en las Islas Galápagos, entre otros.
Estos deshielos están poniendo en riesgo las temperaturas en varias zonas del planeta, cada día el calor va ganando terreno y con ello está peligrando la supervivencia de varias especies, incluida la especie humana en varias zonas del orbe.
Según una simulación realizada por investigadores de la Universidad de Victoria en Wellington, se ha demostrado que el aumento más rápido del nivel del mar se producirá entre 2065 y 2075, creando un circuito de retroalimentación complejo y provocando un caos climático.
Recordemos que la Península de Yucatán se encuentra dentro de los modelos de afectación contemplado por los científicos como punto de aumento crítico del nivel medio del mar, además de ser la única en América Latina que mira hacia el norte, asimismo se encuentra atravesada entre el Mar Caribe y el Golfo de México, eso nos hace todavía más vulnerables.
Hoy más que nunca la tarea de nosotros como ciudadanos es cambiar nuestros hábitos de consumo, acceder a buenas prácticas de respeto a la naturaleza y, sobre todo, heredar buenas costumbres a nuestros hijos y nietos, quienes ya estarán a cargo de hacer algo más para cuidar este planeta.