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Llegó diciembre y con él muchos ya empezaron a escribir su carta a Santa Claus, pidiendo nos cumpla algún deseo, que nos conceda eso que tanto hemos añorado, pero el premio es la retribución de las acciones.

Llamó mucho mi atención estos días que en redes sociales estuvo circulando una publicación en donde una usuaria de la plataforma digital compartió la fotografía de varios abuelitos que viven en una de las tantas casas de descanso que existen, pero lo que más enterneció a los cibernautas, me incluyo, es que salían en la estampa con una hoja de papel con su deseo para estas fiestas; algunos pedían cosas tan básicas como un jabón de baño, un refresco, unos panuchos, cosas que tú y yo consumimos diariamente, algunas veces sin percatarnos del costo o pasándolo por alto, pero para ellos es un bien sumamente difícil de conseguir y más en la situación en la que se encuentran.

Acompañado de las imágenes venía un texto que encabezaba diciendo: adopta un abuelito en Navidad. Este que pudiera ser considerado un acto sencillo tuvo un impacto tremendo, en donde muchas personas se avocaron a buscar la ubicación de los carismáticos adultos mayores, hubo quienes de plano manifestaron que les darían mucho más de lo que pidieron, algo que sin duda se celebra; pero a todo esto y haciendo una breve pausa para analizar, esta es tan sólo una de las historias decembrinas, que año tras año se escriben para esta temporada; de verdad que hay muchos lugares en donde personas de la tercera edad no van a pasar las fiestas con su familia, niños sin hogar, personas que para recuperarse de las adicciones se han aislado en un centro de rehabilitación, tan sólo por decirles alguno ejemplos.

Probablemente nosotros pasemos esos días especiales en familia, con comida suficiente para saciar el hambre por varios días, golosinas y refrescos al por mayor, pero hay quienes no tendrán la misma suerte y, lejos de festejar hasta altas horas de la noche, su día terminará muy temprano, con un modesto plato de comida, si bien les va; por eso este es el momento para hacer algo, después de tanto que hemos vivido en los últimos meses, considero que somos personas más sensibles y empáticas al dolor, a la vulnerabilidad y fragilidad del prójimo, por eso te invito a que no sólo adoptes un abuelito, adopta una causa, adopta una responsabilidad y conviértete en la diferencia para alguien, permite regalarte la oportunidad de ser mejor desde adentro, haciendo el bien y no por el hecho de ganarte el reconocimiento de los demás, sino por la satisfacción de haber logrado algo.

Dicho esto, va una última recomendación: si por alguna causa tomas en cuenta estas palabras y ayudarás a alguien a partir de ahora, no lo publiques, no lo cuentes, no lo difundas, no busques el aplauso de la multitud, quédate con la alegría del acto, que te aseguro llenará tu corazón todos los días.

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