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La frase se atribuye a Jesús Reyes Heroles: “Seremos inflexibles en la defensa de las ideas, pero respetuosos en las formas, pues en política, frecuentemente, la forma es fondo”. Y ahí está la acotación: frecuentemente. Es decir, no siempre.

Un ejemplo de ese aforismo lo acaba de dar el presidente Andrés Manuel López Obrador con la designación del general de brigada en activo Luis Rodríguez Bucio al mando de la naciente Guardia Nacional, en el fondo su decisión siempre fue la misma: un militar, pero no guardó las formas porque planteó dos variantes, aunque era difícil que se inclinara por el civil.

Ciertamente, la oposición cayó en el garlito y le abrió la puerta al señalar que, “si fuera militar, tendría que ser retirado”; lo cierto es que el militar en retiro (Bucio estará en esta situación en agosto próximo) sigue perteneciendo a las fuerzas armadas y sujeto a las leyes y reglamentos castrenses.

La descalificación “a priori” de un mando militar es un contrasentido de quienes se opusieron a la mal llamada “militarización” de la GN. Se quiera o no, es lo más acertado, pues todos están de acuerdo en que urge una corporación de excelencia para las tareas de seguridad, y esto comienza necesariamente con la disciplina y la subordinación a los mandos, lo que muchas veces no se da entre las policías.

Reyes Heroles también decía que “en política siempre se elige entre inconvenientes”, y parece que AMLO así lo hizo; sin embargo, no hay que olvidar que el Ejército y la Armada son de las instituciones más confiables en México, a pesar de algunos lamentables desaciertos en algunos operativos; y está demostrado que es más difícil que la corrupción permee en la milicia.

El único inconveniente que veíamos es que el mando de la GN dependa del secretario de Seguridad Pública y Participación Ciudadana, es decir, un civil que poco o nada sabe de estrategia, operativos, fondo y forma de los asuntos relacionados con la operatividad de un cuerpo de la magnitud del que se plantea, pero quedó subsanado este punto al afirmar el propio Alfonso Durazo que en la Secretaría de la Defensa Nacional recaerá la coordinación interinstitucional. Aquí sí se guardaron las formas.

Los coordinadores son: de Sedena, general de brigada Xicoténcatl de Azolohua Núñez Márquez; de la Semar, contralmirante de infantería de marina Gabriel García Chávez; de la Policía Federal, una mujer, comisaria general, la médico cirujano, con varios doctorados honoris causa, Patricia Trujillo Mariel.

Hace unos días, cuando el presidente de la CNDH cuestionó a López Obrador el porqué consideraba que debía ser un militar el jefe de la Guardia Nacional, le respondió: “Porque vamos a contar con el apoyo del Ejército, estoy hablando de una reconversión en el Ejército y necesitamos un elemento de esta institución, además con experiencia, con disciplina”.

Si López Obrador lo hubiera planteado así desde el principio, el tema no se hubiera politizado; solo era cuestión de guardar las formas, porque en el fondo esa siempre fue su decisión: mando militar.

Anexo “1”

La vaquita marina, ¿batalla perdida?

En 2015 existían alrededor de 60 ejemplares, actualmente se calculan de seis a 22;  habitantes del alto Golfo de California acusan de deshonestidad a la Semarnat durante la administración de EPN, y piden a AMLO atender la situación actual de la vaquita marina

Greenpeace, pescadores y organizaciones ciudadanas de San Felipe, Baja California, legisladores e investigadores dedicados a conservar esta especie, acusan que a esta marsopa no la está extinguiendo la veda a la pesca de la totoaba, sino la carencia de una estrategia, no frenar la pesca furtiva y la presencia de programas que nunca terminaron por cristalizar.

En el sexenio pasado se canalizaron tres millones de dólares para un plan de emergencia, Proyecto Vaquita CPR (Conservación, Protección y Recuperación), para llevar al cetáceo a un programa de semi-cautiverio, pero se cerró. A consecuencia de ello, la vaquita inició su agonía dada su captura incidental, por la obtención del pez totoaba, mientras que la población de San Felipe vive una crisis social y económica con el cierre de negocios, baja en turismo y alta migración por falta de empleo.

¿Lanzará el gobierno un salvavidas para la especie y los pescadores?

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