Sexto sentido en la obra de Ibargüengoitia

Columna de Aída López: Sexto sentido en la obra de Ibargüengoitia

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Si hay una obra literaria cuya trama se estructuró de principio a fin con el sexto sentido de los personajes, es la novela “Dos crímenes” (1979) de Jorge Ibargüengoitia. Estos se mueven por impulsos, sin siquiera estar conscientes de qué es lo que los orilla a tomar tal o cual camino, lo que podría significarles la vida o la muerte.

La pareja protagonista, a pesar de tener estudios universitarios, se dejan guiar por sus impulsos considerando sus antecedentes, un remiso y una activista, ambos de izquierda, razones suficientes para huir ante la posibilidad de ser encarcelados por una circunstancia ajena, haciendo caso omiso de la creencia de que el que nada debe, nada teme.

El protagonista desde los primeros párrafos siente la primera corazonada cuando una de las invitadas llega a la fiesta de su quinto aniversario el 13 de abril con un desconocido que no le da buena espina, en primera instancia por su aspecto y vestimenta: diente de oro, papada, traje, corbata y camisa; y luego lo confirma cuando se entera de que trabaja en la Procuraduría y además es antimarxista.

No tardará en que otro conocido de la pareja llegue sin invitación huyendo de algo o de alguien. Los regalos que recibe la pareja serán vitales a lo largo de la historia. Como la vida está llena de casualidades, en la lonchería donde va a desayunar después de la noche de fiesta, se entera de que atraparon al fugitivo que ocasionó un incendio.

Horas después, recibe una llamada en su trabajo de la portera del edificio para informarle que al invitado que dejó durmiendo en la sala de su departamento, se lo acababa de llevar la policía. Sin pensar busca a la “chamuca” para salir huyendo a Muérdago al pueblo de su tío viejo y rico que no ve desde hace diez años, mientras su pareja se va a casa de su prima a Jerez. Ibargüengoitia va dejando indicios de lo que se avecina.

El protagonista se lanza a explorar lo desconocido, como el héroe que parte sin imaginar las dificultades a las que se enfrentará.

La intuición le dice que el tío sigue vivo. Como en un póker abierto, en el primer capítulo muestra todos los elementos que le servirán en su juego narrativo.

A lo largo de su vida, Jorge se movió entre certezas y corazonadas, supo en qué momento reinventarse para brillar y entró con el pie derecho en la narrativa.

Su novela “Dos crímenes”, es una muestra de su creatividad y de la importancia de la intuición para enfocar las acciones de sus personajes, si bien el protagonista se deja guiar por la intuición y se salva de morir, en el caso del autor, aunque tuvo el sexto sentido para no viajar, al final hizo caso omiso y emprendió el viaje sin retorno. No hay manera de no darle la razón a Albert Einstein, la mente intuitiva es un regalo sagrado, pero hay que hacerle caso.

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