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Para los existencialistas el ser humano es arrojado a la vida, vive en libertad, pero prácticamente nace sin haber tenido otra opción, se encuentra condenado a la existencia, afirman que no existe razón alguna para existir, el ser humano se topa con una vida que no pidió, se encuentra también condenado a la libertad y la ejerce dándose forma a sí mismo a través de sus actos y decisiones, para ellos no hay una esencia de lo humano, sino que cada uno de nosotros a partir de los actos de nuestra existencia acabamos definiendo nuestra propia esencia.

Buena parte de esta tan oscura mirada de la existencia humana llevó a varios de estos filósofos a optar por el suicidio, plenamente convencidos de la inutilidad de la vida y condenados a luchar por entenderse a sí mismos y al mundo que los rodeaba.

El sentido que a la vida dan las religiones tradicionales se encuentra en buena medida muy alejada de la visión existencialista, sin embargo, algo que comparten las religiones tradicionales, el existencialismo y muchas otras visiones filosóficas del mundo es el sentido de la lucha diaria, en todas estas diversas maneras de entender la vida y al ser humano, el sentido de la lucha cotidiana se preserva, aun en el budismo que promueve la renuncia como forma de encontrar la paz interna, la lucha diaria se ve representada en desarrollar lentamente y día a día la capacidad de renunciar a todo, no poseer ni ser poseído por lo que nos rodea.

Alejándonos de la oscura visión que tienen de lo humano los existencialistas, es posible afirmar que la vida realmente es bella, pero no necesariamente es fácil, de hecho la vida de cada uno de nosotros de manera general se encuentra repleta de dificultades, dolores, enfermedades o soledades, pero la belleza de la vida no se encuentra en que sea sencilla, cómoda, o únicamente adornada con la alegría, sino más bien en toda aquella altísima capacidad de perfeccionamiento que cada uno de nosotros posee, el poder desarrollar armónicamente todas nuestras potencialidades es sin duda el mayor desafío para cada uno de nosotros.

Alguien por ahí afirmaba que lo importante no es tanto el lograr el objetivo que pretendes alcanzar en la vida, sino la persona en la que te transformas al intentarlo, siguiendo esta idea se puede decir que lo importante realmente es en quien te transformas a través del proceso de luchar denodadamente por alcanzar tus ideales, realizar tus sueños y perseguir lo que anhelas, el resultado en sí puede ser agradable o no serlo tanto, lo importante es el proceso de perfeccionamiento humano en el que te ves envuelto al trabajar por tu ideal día a día.

La dignidad y la felicidad del ser humano no se encuentran en el resultado obtenido, sino en la manera en la que enfrenta los desafíos de su vida.

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