Mundo hiperconectado
Adriana Marín Martín: Mundo hiperconectado
La velocidad, los datos y el aprovechamiento del tiempo son actualmente medidas que nos dirigen por la vida, nos hemos acostumbrado a la agitación que pone en pausa la paz interior. Como resultado de ello, la ansiedad, el insomnio, la depresión y las adicciones se han convertido en compañeros callados que nos envuelven poco a poco en una catástrofe personal.
Vivimos en un mundo hiperconectado, donde las recompensas inmediatas son el objetivo, y mientras más nos enlazamos con las redes sociales, los likes y diversos tipos de dispositivos, más nos desligamos de las otras personas y de nosotros mismos.
Es verdad que la tecnología y los avances nos han brindado grandes oportunidades, abriéndonos camino a la productividad y la eficiencia de las actividades humanas, pero en ocasiones no logramos medir las consecuencias que a raíz de los nuevos hábitos estamos enfrentando. Hemos descubierto que existe la respuesta instantánea a muchas interrogantes, logramos con sólo un clic, encontrar distracciones, información, aprender nuevas cosas, incluso se ha vuelto un modo idóneo para trabajar.
Lo desafortunado es que nuestra capacidad de profundizar se está viendo comprometida, se aleja poco a poco de nuestras costumbres, al igual que nuestra habilidad de prestar atención. La concentración también se encuentra en riesgo, porque vivimos pisando el acelerador y nos sentimos afortunados al hacerlo.
Aunque es una realidad que no podemos convertirnos en neoluditas rechazando por completo los avances tecnológicos, también es cierto que es urgente que recuperemos el control y equilibrio de nuestra mente, ya que sólo de esa manera podemos potenciar lo que llevamos dentro.
Las pantallas han robado a tal grado nuestra atención, que hemos descuidado la capacidad de observar, contemplar e interesarnos por lo que sucede en nuestro entorno; es muy común vivir momentos mágicos, inolvidables, dignos de guardarlos en la mente y el corazón, pero en lugar de disfrutarlos, nos dedicamos a grabarlos en el dispositivo, capturamos fotos, y ocupamos esos instantes para elegir filtros y subir el contenido a cualquier red social.
Sabemos que hay cosas importantes y productivas que hacemos con el teléfono, pero también estamos conscientes de que en reiteradas ocasiones pasamos bastante tiempo revisándolo sólo porque sí. Para recuperar el control y equilibrio mental, podemos ocupar parte de ese tiempo en algo que se disfrute, como platicar cara a cara con nuestros seres queridos, leer un libro o salir a caminar.
No se trata de alejarnos por completo de las pantallas, sino simplemente de procurar cuidadosamente lo que nos distingue como seres humanos, aspectos como el lenguaje, la memoria, la imaginación, la cultura, las habilidades creativas, la inteligencia, la conciencia y la habilidad de evaluar acciones futuras, son sólo algunos que demandan nuestra atención y práctica personal.
En el libro “Recupera tu mente, reconquista tu vida”, la psiquiatra Marian Rojas Estapé, aborda parte de este tema, al leer el ejemplar me quedé con esta parte: “La conexión real es la que de verdad nos ayuda a sociabilizar, a activar los hemisferios derechos, las neuronas espejo y a liberar oxitocina. Nunca tocar una pantalla sustituirá tocar la piel o un abrazo. Mirar los ojos cara a cara no es lo mismo que hacerlo en una videollamada”