Méndigo compadre…
Columna de Jaime Gutiérrez Melchor: Méndigo compadre…
“Méndigo compadre…”, fue la expresión de una persona que acude en busca de orientación para conocer mejor las condiciones de su futura pensión, su edad actual es de 57 años.
El caso es que, esta persona, desde hace más de ocho años le pidió el favor a su compadre, dueño de un taller mecánico, para que “le echara la mano” y lo diera de alta en el IMSS, como si fuera su empleado.
A cambio de ello, nuestro cliente firmaría cada quincena un recibo simple, a manera nominal, por sus “servicios subordinados” y le pagaría además al compadre el costo de las aportaciones al IMSS, al Infonavit e impuesto sobre la nómina.
Como beneficio, nuestro cliente estaría dado de alta al IMSS como si fuera un empleado real que presta sus servicios personales, subordinados y remunerados a un patrón.
Así, nuestro cliente tendría derecho a recibir atención médica para él y su familia, y estaría acumulando semanas al IMSS para tener a futuro una buena pensión y, con este propósito, acude con nosotros en búsqueda de orientación y asesoría.
Para una asesoría lo primero que necesitamos revisar es el reporte de semanas cotizadas que se obtiene del portal electrónico del IMSS y al bajarlo, cuál va siendo la sorpresa de que nuestro cliente tenía altas y bajas al IMSS, muy frecuentes, de los seis bimestres del año sólo estaba dado de alta uno o dos y el demás tiempo estaba dado de baja.
Como usted se imaginará, cuando le mostramos el reporte de semanas cotizadas a esta persona, su rostro se endureció y expresó con gran rencor “méndigo compadre, ahorita mismo voy a…”.
Fue duro observar la reacción de esta persona que, habiendo confiado ciegamente en la amistad, en la honestidad y en el compadrazgo que tenía por muchos años, se viera defraudado de la manera en que le cuento.
En el reporte de semanas cotizadas de esta persona se sumaban 386 semanas y él estaba en la creencia de que tenía más de ochocientas cotizaciones y, por ello, buscaba asesoría para tener una mejor pensión, nivel y calidad de vida en su vejez.
El asunto es que, apenas se cumplía con el requisito para entrar a modalidad 40, pero, ¿a qué podría aspirar como mejor pensión si con las ciento cincuenta semanas que le faltaban por cotizar apenas llegaría a las quinientas semanas mínimas para obtener pensión y todavía corría el riesgo de que el Seguro Social le descubriera la simulación laboral y le descontara todas las semanas cotizadas indebidamente?
El futuro para esta persona no pinta en nada prometedor por virtud de las malas decisiones que tomó y el exceso de confianza. Y a usted, ¿cómo le va con su compadre?