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La bancada del Partido del Trabajo en el Senado causó polémica en estos días al proponer reformas a la Ley del Servicio Militar (SMN) para que también sea obligatorio para mujeres, con el argumento de la tan trillada equidad de género. La iniciativa está en poder de las comisiones de Defensa, Igualdad de Género y Estudios Legislativos, y apuesto que, como el tema está de moda, será aprobada.

Los seis legisladores petistas que descubrieron el “hilo negro” dicen que el Estado debe garantizar que el servicio militar sea una actividad para todos los mexicanos, apegada a derechos humanos, sin discriminación, y que ofrezca el mismo trato y oportunidades a mujeres y hombres, y consideran que fomentar la participación de las mujeres en el programa de adiestramiento militar les brinda “habilidades para empoderarlas”, como la defensa personal. Bueno fuera que solo esto último sea suficiente.

La ignorancia de los legisladores dio un paso al frente: o viven en otro país o desconocen que hace mucho que la milicia dejó de ser una profesión predominantemente para varones y ahora las mujeres tienen un rol preponderante en el Ejército y en la Marina; tanto, que sus escuelas han abierto las carreras de mando para ellas y varias han alcanzado jerarquías de generales o almirantes. Y respecto a “empoderarlas”, desconocen entonces que hay pilotos de aeronaves, paracaidistas y comandantes de buques, algunas muy jóvenes, por cierto. ¿De qué discriminación hablan?

La propuesta se ve más como protagonismo, porque el SMN ha perdido el espíritu para el que fue creado en 1938: preparar en el servicio de las armas a los jóvenes varones ante un eventual conflicto armado; sin olvidar que se generó en el contexto de la II Guerra Mundial. En 1942 entró en vigencia y la primera generación de conscriptos la integraron los nacidos en 1924. Se instituyó como obligatorio y la cartilla liberada se exigía para muchos trámites importantes. Hoy, prácticamente está en desuso este documento.

¿Qué pasó después? Que el SMN ha devenido en servicio social, ya que el acondicionamiento físico, la instrucción militar, la cultura cívica y el adiestramiento con armas pasó a segundo plano: antes los conscriptos vestían uniforme militar con botas y cuartelera; ahora, playera blanca, pantalón de mezclilla y gorra de beisbolista. Además, muchos son exentados gracias a que en el sorteo obtienen bola negra que los deja “en reserva”.

Por otra parte, desde años recientes, la Sedena convoca a obtener la liberación de la cartilla en tres meses en sus cuarteles, a la que se suman jovencitas que realizan el servicio militar de forma voluntaria. Esta medida busca motivar a los jóvenes a abrazar la carrera de las armas, y sirve al Ejército como primer filtro para seleccionar a quienes tengan aptitud y vocación. De hecho, la Ley del SMN establece que la liberación se puede lograr sirviendo en el Ejército o la Marina un año. Hubo muchos que con esta intención ingresamos a las fuerzas armadas… y nos quedamos toda una vida.

Anexo “1”

 Comparar peras con manzanas

En el documento en que proponen “empoderar” a las mujeres, los senadores del PT argumentan que en estos tiempos, en los que se exige igualdad entre mujeres y hombres en distintos aspectos, "se necesitan hacer reformas también en el ejercicio del servicio militar, incorporando el principio constitucional en materia de equidad de género con el objetivo de que todos los ciudadanos, mexicanas y mexicanos, puedan servir al país". Y ponen de ejemplo a países como Israel, Suecia y Noruega, donde el servicio militar para mujeres es obligatorio con el objetivo, dicen, de plantear nuevas estrategias para fomentar la paz y el orden social.

Sí, solo que México no tienen una “guerra permanente” como la que sostienen israelitas con palestinos; tampoco somos un país de primer mundo como Suecia y Noruega (AMLO pretende que tengamos un servicio de salud como los suecos, pero falta mucho todavía) Así que, senadores petistas, por favor, “no marchen”.

 Anexo “2”

 El “Culiacanazo”

Solo el general secretario de la Defensa, Luis Cresencio Sandoval, ha salido al paso del operativo fallido para detener a Ovidio Guzmán, el pasado 17 de octubre en Culiacán. El informe detallado presentado el miércoles pasado durante la conferencia matutina del presidente, registrado por medios críticos (nacionales y extranjeros) como una crónica de la derrota del Estado por los cárteles del narcotráfico, nos permitió conocer el paso a paso de la operación, pero dejó muchas dudas que se han ido desgranando por especialistas en el tema y otros no tanto.

A la par de las interrogantes, muchos se preguntan por qué no se ha señalado a un responsable o responsables de esa malograda detención. La semana pasado se comentó aquí que los primeros, según la ley, son Alfonso Durazo, secretario de Seguridad Pública y Participación Ciudadana, y el general en retiro Luis Rodríguez Bucio, comandante de la Guardia Nacional. Y así se ha replicado en otros medios. Pero de esto no quiso hablar el presidente.

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