Quizá para las nuevas generaciones salir a tomar el fresco sea algo extraño y hasta cierto punto incomprensible, pues el cambio climático ha elevado la temperatura a tal grado, que la mejor opción es reunirse en los centros comerciales con clima artificial. Aunque la costumbre no es propiamente yucateca y es probable que sea herencia colonial, lo cierto es que hasta hace cinco décadas, era una actividad común en las familias,  jalar los sillones y las silletas a la escarpa y sentarse a conversar con cuanto vecino pasara. A veces era en las tardes cuando el Sol había bajado o en las noches.

El creador escénico y dramaturgo Juan Ramón Góngora, se apropia de esta entrañable costumbre de tomar el fresco para escribir la revista yucateca “Maestros tomando el fresco”, con el beneficio del Programa de Estímulo a la Creación y Desarrollo Artístico (PECDA) Yucatán 2022-2023, una invitación a la reflexión acerca de la importancia del compromiso individual de buscar el bien común a través del respeto a la sociedad.

Recreado en el barrio de San Sebastián, doce maestros de distintas edades, entre 25 y 80 años, debaten sus creencias y sus ideas mientras toman el fresco en las escarpas de sus casas. A través de este ejercicio dramatúrgico el creador teje historias y toca temas políticos, religiosos y económicos, así como las preocupaciones existenciales de las distintas generaciones en cuanto al oficio del docente. La visión de cada uno respecto de una misma creencia o hecho, muestra que todo se ve según el color del cristal con que se mire y que nadie tiene la verdad absoluta, lo que resta es fomentar el respeto para aceptar las diferencias tanto en las aulas como fuera de ellas para una convivencia armoniosa.

Si bien la pieza está conformada por diálogos, estos se refuerzan de manera coral con voces femeninas y masculinas. A propósito de los temas variopintos que van tocando los maestros, Juan Ramón hace un homenaje a la literatura incluyendo los poemas de Effy Luz Vázquez López: “El regreso del maestro”, “El profesor dice aquí” y “La XPiringallo”.

Una adaptación de “Poesía escolar” de la “Siempreviva” Rita Cetina Gutiérrez, el poema “Lalo”, inspiración del profesor Miguel Basulto Conde y el poema “La entrada de Salvador Alvarado” del médico Eduardo Urzaiz Rodríguez, cada uno musicalizado e interpretado por un barítono, un tenor, una mesosoprano y una soprano.

Quizá tomando el fresco no se componga el mundo, pero lo que sí es un hecho es que funciona como paliativo para las aflicciones; un tiempo y un espacio para ventilar, dirimir y redimir los pesares que oprimen el pecho. Una brisa fresca puede oxigenar los sentires hechos nudo como reza una de las frases de “Está despejada la noche”, pieza musical con la que cierra la revista y que nos invita a experimentar la sensación de jalar una silleta en la escarpa de la puerta de nuestra casa y sentarnos a tomar el fresco así sin más.