Padecen hospitales de Mérida la falta de albergues

Aunque en los últimos años se han creado cinco refugios para las familias de los pacientes internados en las clínicas, hacen falta más.

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De esta forma duermen muchos familiares de pacientes en la ex T-1. (Juan Albornoz/SIPSE)
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Coral Díaz/SIPSE
MÉRIDA, Yuc.- El crecimiento de la población en el Estado y el aumento del uso de los servicios de salud públicos han generado el incremento de albergues instalados por el gobierno y asociaciones civiles para apoyar a familiares de pacientes ingresados, quienes muchas veces se encuentran en situación vulnerable, ya que no son oriundos de Mérida.

Pero aunque se han creado cinco lugares en los últimos años, las autoridades hacen énfasis en la importancia de más estancias en zonas, como la del Hospital Reneral Regional (HGR) número uno (ex T-1), “Ignacio García Téllez” del IMSS, donde no hay ese tipo de ayuda.

En los alrededores del Hospital General Agustín O’ Horán se ubica el mayor número de estos lugares, ya que acude la gente más desprotegida del interior del Estado.

Apenas hace cuatro años se puso en marcha la “Estancia temporal para grupos vulnerables”, de la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol), dirigido a la población de escasos recursos, por lo que los servicios son gratuitos.

Esta estancia cuenta con seis habitaciones -tres para mujeres y tres para hombres-, 46 camas, comedor para 60 personas, ocho baños y servicio de lavandería.

Mientras que el "Agustín O'Horán" concentra a la población más necesitada, el "Ignacio García Téllez" carece de un lugar para albergar a los familiares

El horario de atención es de 24 horas y al día se recibe un promedio de 80 personas; la mayoría pernocta en la estancia y las demás sólo realizan sus comidas y pasan el día al cuidado de sus familiares internados.

En este espacio también se brinda apoyo emocional, proporcionado por psicólogos y trabajadores sociales, quienes imparten pláticas a familiares de los pacientes.

Otro lugar de apoyo es el Albergue Temporal de la Divina Misericordia, que ofrece hospedaje gratuito a familiares de las personas de escasos recursos que son internadas en el Hospital Regional de Alta Especialidad de la Península de Yucatán (Hraepy).

En este albergue reciben al día hasta 13 personas, entre las que acuden a pasar la noche  o sólo utilizan los baños para asearse. Otros acuden a lavar su ropa o a descansar.

En el caso del albergue “San Vicente de Paul”, tiene alrededor de 42 años brindando este servicio, proporcionado por religiosas de la congregación Hijas de la Caridad. Mientras que la Casa del Tekaxeño, a unos metros del O’ Horán también ofrece apoyo a gente proveniente de municipios del sur del Estado.

El albergue “Santa María de Guadalupe”, que da cobijo a familiares de pacientes del Hospital General Regional (HGR) número 12 “Benito Juárez”, es atendido por el Voluntariado del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) Yucatán.

Un mes complicado

La directora ejecutiva de Promotoras Voluntarias del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), Nidia María Castillo Pantoja, indicó que debido al clima, la falta de recursos y la sensibilidad que se genera, diciembre se convierte en un mes complicado para los familiares de los pacientes hospitalizados por lo que se ven rebasadas en la labor que realizan.

“En esta época del año, las voluntarias trabajan horas extras, porque juntamos regalos para los niños, para los pacientes de nefrología. En el albergue “Santa María de Guadalupe” estamos al tope en el servicio, sobre todo porque hay frío y tratamos de que los más necesitados tengan un lugar cálido donde pasar la noche o descansar de día”, refirió.

Explicó que incluso las voluntarias acuden al hospital a buscar a las personas, porque muchas veces no tienen para pagar ni los 25 pesos de apoyo y piensan que no se les va a ofrecer el servicio en esta estancia, que se ubica cerca del Hospital Benito Juárez del IMSS Yucatán, en el poniente de la ciudad.

Destacó que han logrado cosas importantes con esta estancia, la cual está en mejores condiciones y cada vez hay más albergues en la ciudad, aunque en el caso del hospital “Ignacio García Téllez”, no opera ninguno y es una necesidad imperante.

Dijo que han realizado gestiones ante autoridades, pero no se ha concretado la disponibilidad de un terreno o una casa cerca de este complejo hospitalario.

Penurias por falta de refugio

Una banca de cemento se ha convertido en el hogar de la familia Chan Euán durante dos semanas; sus maletas les sirven de almohada durante la noche y de ropero durante el día… sorteando la lluvia, frío y calor.

Oriundos de San Antonio Sahcabchén, municipio de Calkiní, Campeche, Vicente Chan Chi, de oficio albañil, y su esposa, Elizabeth Euán Chan, llegaron a la Unidad Médica de Alta Especialidad (UMAE) del IMSS Yucatán (ex T-1) , debido a que su hijo Aarón, de cuatro años, tiene que ser intervenido quirúrgicamente como consecuencia de una anomalía congénita llamada “hipospadia”, que se presenta en 4 de cada mil  varones recién nacidos.

Los familiares más cercanos viven en Kanasín, así que ante la falta de un lugar donde quedarse por la carencia de recursos, ya que las habitaciones que se pueden encontrar en los alrededores tienen un costo de hasta 100 pesos la noche, su hogar es una banca ubicada a la entrada de la UMAE.

Vicente platica que para bañarse pagan 15 pesos en una de las estancias cercanas y utilizan los sanitarios del hospital para sus necesidades, ya que de pagar una noche de cuarto no les alcanzaría para la comida, porque a diferencia del Hospital O’ Horán o del Benito Juárez del IMSS no hay un albergue público para los pacientes de los familiares ingresados.

“Nosotros hemos pasado por muchas cosas con mi hijo porque en ningún lugar hacían esta cirugía hasta que lo canalizaron acá a la UMAE; afortunadamente porque nos querían mandar a México y por fin lo van a operar. Han sido muchos los sacrificios, vale la pena porque mi hijo estará bien y pronto estaremos con las otras dos (Haysuri y Perla) que se quedaron”, refirió.

Del otro lado de la banca se encuentra Juan Carlos Ku Puch, quien llegó del municipio de Akil,  junto con su esposa María Várguez Martínez, a fin de que la hija de ambos, Joselyn, de 11 años de edad, sea sometida a una cirugía por un “soplo” en el corazón.

Para la familia Ku Várguez, de igual forma esta banca, la cual acondicionan con un cobertor como cama por las noches, se ha convertido en su refugio, toda vez que sólo cuentan con una prima que vive en Mérida y su casa está lejos.

Juan Carlos, peón de oficio, indicó que hace falta una estancia cercana para apoyar a los que menos tienen. Un lugar para asearse, evitar el frío y la lluvia.

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