|
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram

Cinco días después del operativo fallido en Culiacán para capturar a los hijos del Chapo Guzmán, supimos por boca del presidente que no fue informado sino hasta que decidieron soltar a Ovidio, acción que avaló para evitar más muertes. La misma tarde-noche del jueves 17, solo el titular de la Sedena admitió el fallo del operativo, no así Alfonso Durazo, secretario de Seguridad Pública, que dio una versión ese día, y al siguiente –con rostro desencajado y voz de derrotado–, otra; evidencia de que no hubo planeación ni estrategia o fueron mal concebidas.

El miércoles reapareció Durazo y admitió la responsabilidad, luego de culpar a gobiernos pasados de la inseguridad e incluso hacer chistoretes como los que acostumbra el mandatario. Ya tendrá oportunidad, cuando se siente en el “banquillo” ante el Senado el martes 29 de octubre, de responder: ¿Quién ordenó el operativo? ¿Qué fue realmente lo que pasó? ¿Qué consecuencias habrá para el responsable?

No hay que ir muy lejos para conocer la cadena de mando y que cada quien tome el eslabón que le corresponde. La Ley de la Guardia Nacional, del 27 de mayo pasado, establece los niveles: secretario (Durazo), comandante (general Luis Rodríguez Bucio) y coordinadores territorial, estatal y de unidad. Las facultades del primero, entre otras, son: organizar, dirigir y supervisar a la Guardia Nacional, y elaborar los programas operativos, políticas, estrategias y acciones de la misma; las del comandante (Bucio): ejercer el mando operativo, ordenar operaciones encubiertas (...) e informar al secretario sobre el desempeño y resultado de las actividades de la GN.

Se infiere que nada de esto se hizo, ni hubo coordinación con mandos y faltó comunicación con el Ejecutivo. ¿Por qué si se reúne todas las mañanas con el Gabinete de Seguridad, no estaba enterado de un operativo de tal magnitud? Porque endilgarle a militares el fracaso es una traición a quienes exponen sus vidas en aras de preservar la tranquilidad de la nación. El miércoles, en la Cámara alta, la senadora Josefina Vázquez Mota se preguntó qué pasaría con el retiro un solo día de los militares de las calles:

“A nuestras fuerzas armadas les encargamos casi todo, nuestras vidas, los desastres naturales, incluso nuestros votos cuando resguardan los procesos electorales. Les encargamos retenes carreteros, aeropuertos, puertos, aduanas, terminales de autobuses y también la repartición de los libros de texto. Quienes hemos vivido un desastre natural lo sabemos muy bien, no hay una sola reconstrucción si no es con la presencia, la ayuda y la entrega de ellos. Al paso de una tormenta, de un huracán, de un sismo está el trabajo y la coordinación de las fuerzas armadas. También reparten despensas, láminas, materiales de construcción, abren albergues y cuidan a enfermos. Los operativos para detener a los más peligrosos criminales suelen estar a su cargo, por cierto, se les exige operar sistemas de inteligencia y de investigación; pero cuando por algún motivo fallan son los primeros acusados de complicidad con los criminales, o los primeros acusados de atropellar los códigos establecidos”.

Y con ello invitó a la reflexión.

Anexo “1”

Lealtad a toda prueba

 Vázquez Mota agregó: “El ejército mexicano es, quizá, la institución más prestigiada de entre todas las que conforman el Estado mexicano, lo es por mérito indudable, lo es por su lealtad a toda prueba, y lo es por su compromiso y su amor a México. Se trata de personas que también tienen familia, que son el hijo de alguien, el padre de alguien, la hermana o el hermano de alguien, el esposo o la esposa de alguien; sus muertes han implicado un dolor enorme para ellos y sus familias.

Me decía recientemente la hija de un militar: ‘Somos los hijos nómadas porque nunca estamos suficiente tiempo en un lugar, y en cuanto cambian a nuestro padre, a nuestra madre toda la familia se marcha sin importar las raíces o la historia que construyó con antelación. La angustia que vivimos frente a los operáticos es inmensa, y cuando se despiden de nosotros sólo sabemos, o lo único que sabemos es que no sabemos si van a volver, y nos volveremos a ver o nos volveremos a abrazar’. (…) Como sociedad tenemos que reconocer qué tanto hemos hecho o dejado de hacer por quienes, con apego a la ley, a los derechos humanos, hoy están en una tumba. Nos lastima ver a las fuerzas armadas a empujones, atropelladas en su dignidad y también en su honor”.

Lo más leído

skeleton





skeleton