En Yucatán, se acabaron los boxeadores: Miguel Canto

A pesar de su modestia admite la admiración de seguidores y deportistas que lo reconocen por la gloria que escribió con letras de otro en el box.

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Miguel Ángel Canto Solís ha sido reconocido por su trayectoria en el box. (José Acosta/SIPSE)
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Cecilia Ricárdez/SIPSE
MÉRIDA, Yuc.- Miguel Ángel Canto Solís, de baja estatura y altas expectativas, a pesar de su modestia, admite la admiración de generaciones de seguidores y deportistas que lo reconocen por la gloria que escribió con letras de otro en el box, al ser uno de los mayores exponentes del pugilismo y ser el primer yucateco en alcanzar un título mundial.

Canto pasó a la historia por ser el primer yucateco en ganar el título de Campeón Mundial del Consejo Mundial de Boxeo (CMB) en división peso mosca, en aquel glorioso 8 de agosto de 1975 cuando venció a Shoji Oguma.

El trono mundial lo expuso en 15 ocasiones, hasta la última defensa fue ante Chan-Hee Park, en Corea del Sur, el 18 de marzo de 1979, donde perdió la corona por decisión dividida, dejando un récord.

El llamado “maestro del ring” se considera un hombre común, cuyos títulos no lo deslumbran ni le hacen sentir más que nadie, porque para él el boxeo es una pasión; un deporte que lo llena y le ofreció un hogar en el ring, donde era un deleite enfrentarse, analizar al oponente y desarrollar la estrategia para la victoria. 

En diciembre de 2014, Canto Solís, quien fuera nombrado hace más de 10 años el “Peleador del siglo” entre los pesos mosca, también recibió el cinturón de la 52ª Convención del World Boxing Council en Las Vegas, Nevada, Estados Unidos, de entre más de 100 nominados.

Una vocación fortuita

En entrevista en su casa, acompañado de su amada esposa Irma Rodríguez Lara, comparte sus recuerdos y visión de la vida a partir de una entrega de más de dos décadas al boxeo.

En su adolescencia, mientras trabajaba en la dulcería y refresquería de un cine, negocios de la familia, vio peleas de box en las películas, captaron su atención pero no sino hasta que presenció una función cuando se despertó la vocación con la que haría historia.

Con su hermano Carlos disfrutó de la pelea entre el “Chamaco” Ortiz (campeón local) y el “Zurdo” Aparecido (retador) en la Plaza de Toros Mérida. 

“Yo le dije a mi papá y a la familia: 'yo quiero pelear, quiero ser boxeador'. Mi padre me decía: 'te van a partir la cara' y yo respondía entusiasmado: 'no importa, yo quiero probar que se siente estar en el ring'”, recordó sonriente, sobre el momento en que tomó la mejor decisión de su vida. 

Como el artista que sube al escenario y descubre que es el lugar que le pertenece, así Miguel encontró su hogar en el cuadrilátero. 

Sin una formación en el tema, se inscribió en gimnasio, entrenaba de manera autodidacta, corría varios kilómetros e incluso se atrevía a llegar a Progreso y regresar corriendo como parte de su disciplina autoimpuesta. 

Debutó a sus 19 años,  y poco a poco fue ganando las peleas, según recuerda, sin esfuerzo, fluyendo con los puños y encontrando la estrategia correcta en cada pelea para ganar y construir una carrera con periodos invictos. 

De amateur y joven soñador, se convirtió en “Peleador del siglo” entre los pesos mosca y tiene entre sus múltiples logros, el cinturón de la 52ª Convención del World Boxing Council, galardón que únicamente lo recibieron cinco pugilistas de talla internacional: Carlos Zárate, Erik Terrible Morales, Julio César Chávez, Humberto La Chiquita González y el homenajeado, gracias a su récord de 74 peleas profesionales, entre las que se encuentran las múltiples defensas de su campeonato.

“La disciplina del deporte nunca fue problema, si te gusta lo haces y ya, además no fumaba, no tomaba ni pasaba mala noche, así que el entrenamiento no era difícil”, recordó y agregó que a sus 67 años sigue ejercitándose y aunque corre con menos frecuencia, la actividad física es parte de su vida.

Alegrías y recuerdos

Su trato amable, ameno y su visión sobre los triunfos revelan su sencillez, para él su época de gloria significa alegría; nunca representaron para él una posición superior a nadie. Actualmente todos sus trofeos, cinturones, batas, carteles,  fotografías, pinturas y otros artículos que guardan las victorias, están ubicados en una pieza de la casa, con sillones donde sus visitantes pueden compartir los recuerdos y revivir la historia de don Miguel.

En esta casa vive con su esposa (de segundas nupcias), amiga y coach de vida, Irma Rodríguez Lara a quien se rinde en elogios y piropos. Su amor por el box lo tuvo en el ring alrededor de dos décadas, en tanto su amor compartido con Irma, lo ha perpetuado desde hace 25 años.

Tras dejar los guantes, se dedicó al comercio al fundar almacenes que luego de unos años vendió y colabora en el Instituto del Deporte del Estado de Yucatán. En entrevista comentó que a pesar de su conocimiento del box, no se ha dedicado a entrenar porque no ha encontrado exponentes comprometidos. 

Perfil y trayectoria
  • Miguel Canto Solís nació el 20 de enero 1948.
  • La prensa asociada lo nombró en 1999  “Peleador del Siglo” entre los pesos moscas, al lado del filipino Pancho Villa. 
  • Su marca quedó en 61 triunfos, 9 derrotas y  4 empates, aplicó solamente 15 nocauts 
  • Miguel Canto recibió reconocimiento mundial con su ingreso al Salón de la Fama en 1998.
  • En enero del 2015 recibió un reconocimiento de parte del gobernador del Estado Rolando Zapata Bello por cumplir 40 años de haberse convertido en el primer yucateco en ganar un título de Campeón Mundial de Boxeo.
  • Desde el 10 de enero de 2012 se entrega en Mérida la medalla Miguel Canto Solís.

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