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Una vez, mientras paseaba con un amigo en el parque, nos cruzamos con unos jóvenes amantes en el camino. Mi amigo no hizo ningún comentario hasta que encontramos a dos personas de avanzada edad, que se comportaban muy cariñosamente en uno de los bancos de la plaza. -Que locura - comentó mi amigo-. Están un poco viejos para eso ¿no crees?-. Me parece interesante y, a medida que crezco, veo algo pasmoso, que releguemos el romance solo a los jóvenes.

Esto surge de la falsa idea de que las pasiones se enfrían con los años. La vitalidad y el atractivo desaparecen junto con el apetito por el amor y el romance. ¡Pero qué tontería! El amor seguirá vivo mientras respiremos. En realidad, las posibilidades pueden cambiar como consecuencia de la acumulación de sabiduría adquirida en toda una vida.

Con el tiempo, los sentimientos pueden profundizarse para pasar a ser más suaves y ricos. Vivir enamorados, sea cual fuere la edad, significa simplemente que aprendimos a mantener vivo el amor. El amor añejo, al igual que el vino, nos da más satisfacciones y es más refrescante, más valioso, más reconocido y más embriagante.

Los enamorados con experiencia, tienen que perdonar a los mas jóvenes, por no entender del todo el amor, y dedicarse a disfrutar y gozar. Preguntaba una pareja de recién casados: “¿Qué debemos de hacer para que nuestro amor dure toda la vida?” Y esta fue la respuesta del maestro: “Amen los dos juntos otras cosas”. Me gusta la frase y la comparto: “El amor nace del recuerdo, vive con la inteligencia y muere con el olvido”. En el amor no puede haber exigencias.

El terapeuta ofreció la solución perfecta a un matrimonio que nunca dejaban de pelear. Les dijo: “Sencillamente, dejen de reclamar como un derecho lo que pueden pedir como un favor”. Y milagrosamente los pleitos terminaron al instante. La armonía en la pareja se logra cuando los dos están dispuestos y sensibles para escuchar todas las alegrías y las tristezas que se presentan en su matrimonio.

La aventura más maravillosa en el matrimonio, no es llenar de sueños nuestras vidas, si no hacer de cada momento algo tan fuera de lo común que parezca un sueño a la hora de recordarlo. El amor aunque sea dulce, siempre tiende a agriarse pero si lo mezclas con sabiduría y madurez va a ser un amor para toda la vida.

Un sacerdote soportó pacientemente sentado las quejas que una mujer tenía de su marido. Cuando ella concluyó, le dijo: “Tu matrimonio sería más feliz, amiga, si tu fueras una esposa mejor”. “¿Y cómo puedo serlo?”, y el sacerdote le respondió. “Renunciando a tus esfuerzos por intentar hacer de él un mejor marido”. Un esposo le decía a su pareja: “¿Sabes querida? Voy a trabajar duro y algún día seremos ricos”. A lo que la esposa le respondió. “Ya somos ricos querido; nos tenemos el uno al otro, tal vez algún día tengamos dinero”. Sí, ¡el amor no tiene edad!

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