Los “Pixanitos de Kanasín”

A través de estos niños palpamos la nostalgia de la libertad y la paz de las que alguna vez gozamos algunas generaciones cuando fuimos niños, para salir a las calles libres y sin miedo y que hoy solo parece una utopía.

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En estos días la palabra paz está más presente que nunca, pero lo más curioso es que se habla más de todo lo que la obstruye o la impide que de la paz misma.

Sin embargo, es un buen momento para el diálogo, para visibilizar lo que muchas personas realizan para construir entornos pacíficos alejados de la violencia que es el pan de cada día en este país. Y lo importante va desde acciones tan pequeñas hasta tan trascendentes, como las que han realizado los Premio Nobel de la Paz que pisaron tierras yucatecas.

Cada quien desde su trinchera, desde su espacio doméstico o laboral, debiera contribuir para que la paz sea lo cotidiano, lo normalizado en nuestra vida diaria, y lo más importante: sembrar ese anhelo en nuestros niños y jóvenes que son los más vulnerables.

Y es así, precisamente, como lo hace un grupo de teatro infantil y juvenil llamado “Pixanitos de Kanasín” que pertenece al proyecto Semilleros Creativos.

Este grupo, que actualmente está conformado por 18 niños y niñas y ocho jóvenes, es dirigido por la maestra de teatro Ilse Morfín Alemán, el docente tallerista Ricardo Paredes Sánchez y el promotor de participación infantil y juvenil Juan Manuel Medina López, grandes impulsores del talento y personas muy conscientes sobre todo de la importancia de rescatar los valores en la niñez y la juventud, pues lo hacen a través de la obra de teatro titulada “Jo´och Cosecha”, la cual se basa en las enseñanzas de sus propios abuelos sobre la milpa y el mundo que les tocó vivir.

Y es por ello que hacen un llamado para poner un alto a la violencia contra los niños y las niñas, pero también un alto a que la tierra sea violentada por los transgénicos que provocan que los alimentos dejen de ser sanos.

A través de estos niños palpamos la nostalgia de la libertad y la paz de las que alguna vez gozamos algunas generaciones cuando fuimos niños, para salir a las calles libres y sin miedo y que hoy solo parece una utopía.

No hay sin duda nada como ver las actuaciones de los más pequeños que nos llevan a reflexionar y preocuparnos por el mundo que les estamos ofreciendo.

Se destaca también la vocación y el amor con que estos niños han sido impulsados para demostrar su mejor talento, tan es así que han sido invitados para presentarse el próximo 19 de noviembre en el Auditorio Nacional de la Ciudad de México.

Sin duda a estos “Pixanitos de Kanasín” y sus mentores les brotan el talento y la emoción en lo que hacen y son un gran ejemplo para que estas iniciativas comunitarias se reproduzcan en otros rincones de nuestro Yucatán, para que sea la paz, y no la violencia, la que reproduzcan a través del arte y la cultura las nuevas generaciones.

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