Salvemos un vida: El amor de Dios invita a cambiar y hacer el bien

La devoción al Señor de la Misericordia fue impulsada por el papa San Juan Pablo II, quien conoció la historia de Santa Faustina Kowalska, monja que recibió los mensajes de Cristo

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El padre Alfredo Cirerol Ojeda y Esperanza Nieto, durante la transmisión del programa “Salvemos una vida. (Daniel Sandoval/Novedades Yucatán)
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MÉRIDA, Yucatán.- En esta época en que la mayoría de las personas vive con incertidumbre ante los cambios que se presentan en el mundo, como la pandemia, los huracanes y el cambio climático, es importante tener la fe y recordar las promesas de Nuestro Señor de la Misericordia, aseguraron Esperanza Nieto, conductora del programa “Salvemos una Vida”, y el padre Alfredo Cirerol Ojeda, invitado especial.

Durante la emisión radiofónica transmitida en Amor 100.1 y a través del Facebook, el padre Cirerol Ojeda abordó el tema de “Nuestro Señor de la Divina Misericordia”, cuya devoción fue impulsada por el papa San Juan Pablo II, quien conoció de cerca la historia de Santa Faustina Kowalska, una monja polaca que tuvo la dicha de recibir los mensajes del Señor y quien mandó pintar la venerada imagen.

El corazón de Dios, que ama y que quiere que sus hijos vivan en la paz, el bien y la justicia para que logren la plenitud y la felicidad, es un corazón de padre que va más allá de los conceptos de justicia o acto de Dios.

“Es un corazón de padre que nos trata no de acuerdo con lo malo que hacemos sino de acuerdo con la orientación que hemos dado a nuestra vida, una persona puede tener errores o hacer una cosa que no está correcta, pero si su vida está orientada a hacer el bien entonces, tiene una enorme capacidad de lograr felicidad y paz interior, por el contrario una persona dedicada a hacer daño a los demás también tendrá repercusiones”, aseguró.

Destacaron que la persona que hace mal o daño se afecta a sí misma y no se da cuenta. Por ejemplo, el odio es como pretender que uno mismo tome veneno y espere a que le afecte a la otra persona.

Cuando el Señor dice: ama a tu prójimo y a tu enemigo, no se refiere a ir con el enemigo de la mano por la calle, sino que uno mismo no sienta deseo de venganza o revancha, pues lo que le hizo no fue por maldad sino por ignorancia.

“Es como querer pretender tomarme el veneno yo para que le haga efecto a ese que odio y el otro ni cuenta se da, ni le importa o ya se olvidó, pero yo estoy llevando en la espalda una carga de rencor”, recalcó el padre.

Recordó que el hecho ocurrió a principios del siglo XX, alrededor de 1937, por lo que coincidieron en que es una devoción nueva o joven, pues las apariciones apenas cumplirán un siglo.

Cuando el Señor de la Misericordia se le apareció a Sor Faustina, explicó el invitado, le dijo que ante todo no tuviera temor porque él era el Señor de la Misericordia. La misericordia de Dios se entiende no como una cualidad, sino como algo que pertenece a la esencia.

“A veces surge el conflicto en algunas personas que tratan de conciliar la misericordia y la justicia de Dios y parece que chocan, pero en Dios nada puede chocar, en Dios todo es perfecto y tan perfecta es su misericordia como perfecta es su justicia, o sea que es misericordioso sin dejar de ser un Dios justo y eso es un poco difícil de conciliar para la mente de mucha gente”, explicó.

Las personas tienen una manera de resolver los problemas y diferencias que se pueden dar en la familia, los esposos, padre e hijos y eso parte de la realidad de que el ofendido ama al culpable, no quiere perderlo, sino recuperar la relación lastimada o dañada.

Al mal o daño recibido, continuó, responde con el perdón o la comprensión y así es como Dios actúa, ofrece continuamente su perdón, ayuda a acoger ese perdón y ayuda a tomar conciencia del mal de cada uno no para recalcar la culpa sino para poder liberarlos de la culpa y salvarlos pues no quiere su condenación eterna sino su felicidad eterna.

La Sagrada Escritura presenta a Dios como misericordia infinita, pero también como justicia perfecta, y aunque podrían ser cualidades que se contradicen no es así porque es precisamente su misericordia que lleva al cumplimiento de la verdadera justicia de Dios.

Uno de los modos de hacer justicia que presenta la Sagrada Escritura es una especie de senda o camino maestro para recorrer y evita el recurso al tribunal de justicia y prevé que la víctima se dirija al culpable para invitarlo a la conversión y reconciliación, ayudándole a entender que hace mal apelando a su conciencia y de ese modo, si el ofensor recapacita y reconoce su error, podrá abrirse al perdón que la parte dañada le ofrece.

“Eso es hermoso como consecuencia de la persuasión de lo que está mal porque entonces el corazón se abre al perdón que se le ofrece, éste es el modo de resolver los contrastes en las familias, en las relaciones entre esposos o entre padres e hijos, en situaciones en las que el ofendido ama al culpable y desea salvar la relación que le une al otro, el ofendido no quiere cortar esa relación sino salvarla o repararla”, aseguró el invitado.

No solo se trata de perdonar

Esperanza Nieto destacó que no solo se trata de perdonar sino de que la persona regrese al amor, a la justicia y a ser bueno.

Al hablar de la historia y significado del cuadro del Señor de Nuestra Divina Misericordia, Cirerol Ojeda, explicó que los rayos, uno blanco y otro azul, que salen de las manos del Señor representan la gracia del bautismo, que significa la vida, la gracia y el nacimiento de una nueva vida a la familia de los hijos de Dios.

El cuadro, relató, fue pintado con indicaciones que el mismo Señor le da a Santa Faustina, por ello es un cuadro que parece estar vivo y atrae a quien lo mira solo por el hecho de estar en algún lugar.

El rezo de la coronilla, que se hace a las tres de la tarde, explicó, es una especie de repetición de unas palabras como sucede con el rosario, que no es una repetición absurda de palabras; es como decirle a una madre “te quiero” muchas veces.

“Es muy importante que la gente se dé cuenta y que cada día entienda más que la misericordia de Dios es una piedad que no nos invita a seguir con una vida equivocada, el Señor nos conoce y sabe de qué estamos hechos, conoce el corazón de cada uno y sabe los pensamientos y sentimientos de cualquiera y no hay que explicárselos”.

La misericordia de Dios supera cualquier tipo de maldad en nuestra mente, que en comparación con los juicios de Dios es una mente muy limitada, porque las personas están limitadas por el tiempo y el espacio, aunque a veces se intente traspasarle a Dios la experiencia eso no es posible.

“Todo lo que se salga del tiempo o del espacio, nuestra mente no lo puede asimilar y por eso intentamos hacer una especie de comparación de lo que está pasando aquí y lo que está pasando allá, en el más allá y eso es una versión equivocada”, aseveró.

La visión de los humanos es limitada en cuanto al cielo, el infierno, del purgatorio y todo lo que pudiera ser las verdades de la fe.

Agregó que Dios tiene para las personas una promesa de amor y de que cualquier cosa que suceda algo bueno saldrá de ella, por lo que es importante no tener temor, pero eso no significa que respecto a la pandemia no se protejan o sean imprudentes, sino que no podemos vivir encerrados, es pero el miedo y el temor que el mismo virus que causa el Covid-19.

El mensaje, recalcó, es que Dios dice que es el Señor del bien, de la bondad, de la misericordia y la paz, por lo que es importante mantenerse firmes pase lo que pase aunque esta sea una experiencia que nadie había vivido jamás.

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