Coral Díaz/SIPSE
MÉRIDA, Yucatán.- Como parte de la estrategia de salud, higiene y nutrición Save the Children Yucatán realizó un proyecto de “Reducción de riesgos de desastres”, con el apoyo de Disney, en cuatro primarias de Mérida para que las nuevas generaciones conozcan lo concerniente a los fenómenos naturales, como huracanes, y sepan cómo actuar en comunidad.

La directora de Save the Children Yucatán, Adriana Aguilar Huerta, indicó fue una estrategia que duró casi un año con la participación de unas mil personas, entre docentes, alumnos y padres de familia.

El esquema consiste en implementar planes escolares que permitan a niñas, niños, adolescentes y su comunidad detectar riesgos y vulnerabilidades, así como desarrollar mecanismos de respuesta inmediata e implementar acciones de mitigación y reducción de riesgos.

“Los niños que están en primaria nunca han vivido un huracán, por lo que si bien escuchan las alertas que se empiezan a emitir desde que inicia la temporada en mayo y concluye en noviembre, no tienen conciencia de lo que es enfrentarse a este fenómeno natural y todo lo que implica”, apuntó.

Explicó que el apoyo que recibieron fue de recursos materiales para realizar las actividades en las escuelas, así como los insumos para las mejoras que se requerían en los planteles. 

De esta manera expuso que a lo largo del proyecto se les enseñó sobre cuáles son los riesgos, la vulnerabilidad en las escuelas y en sus casas.

También se abordó la importancia de tener huertos en las casas, capacitación de protección civil, de primeros auxilios y se hicieron simulacros de evacuación, entre otras actividades.

Como parte de sus programas, este organismo desarrolla acciones de respuesta y recuperación en caso de desastre, en temas de protección y educación, las cuales, tienen como objetivo restaurar la confianza y la seguridad de niños y adolescentes. 

Promotores

Por otro lado, Save the Children Yucatán trabaja en la formación de promotores voluntarios de la salud, que consiste en buscar a personas adultas de la comunidad que pueden ser personas claves y que se interesan por fomentar la prevención.

De tal forma que estas personas que participan tienen un proceso de formación, en el que comparten culturalmente lo que comían los abuelos, de qué se enfermaban ellos y cuáles son las diferencias que ven ahora, entre otros aspectos.

De esta manera se aplica el aprendizaje, se les dan algunas herramientas para que puedan trabajar en sus propias comunidades y poco a poco se vayan involucrando y realicen acciones.

Además de los talleres que se tienen normalmente con los niños, con los adultos y con los docentes esto genera que se tenga cubierta a toda la comunidad con un amplío bagaje de conocimientos que fortalezcan su entorno ante cualquier situación de vulnerabilidad a la que se enfrenten.