Agencias
MERIDA, Yuc.- La zona arqueológica de Chichén Itzá luce como un gigantesco tianguis a pocos días del evento oficial del equinoccio de primavera programado para este 21 de marzo, debido a la invasión masiva de puestos y vendedores ambulantes.

Estimaciones del propio director del Patronato Cultur de Yucatán, Enrique Magadán Villamil, señalan que son ya más de mil los vendedores que tienen un puesto o que a pie ofrecen mercancías a los visitantes.

"Hay un padrón que habla de 600 vendedores adentro y en las afueras de la zona, pero la realidad ya supera por mucho esa cifra", destacó el funcionario.

En su opinión, el principal problema es que buena parte de esos vendedores instaló puestos semifijos a lo largo y ancho de los caminos que conectan a las diferentes áreas de la zona arqueológica de Chichén Itzá.

"Ya es prácticamente imposible caminar por los andadores del antiguo sitio, considerado una de las nuevas maravillas del mundo moderno, sin ver puestos con mercancías", lamentó.

Según las propias autoridades, el problema se complica con los vendedores de a pie, pues caminan por toda la zona ofreciendo sus productos a cuanta persona cruce su camino, lo que empezó a causar molestias a varios visitantes.

Sobre el tema, el presidente de la Asociación de Hoteles de Yucatán y ex líder nacional de la Confederación Nacional de Cámaras de Comercio (Concanaco), Ricardo Dájer Nahúm, se pronunció a favor de que los ambulantes, comerciantes y artesanos sean reubicados y retirados del interior de Chichén Itzá.

"La realidad es que cuando un visitante arriba a Chichén Itzá sufre de un constante acoso de los vendedores, que primero ocuparon por años la entrada de la zona arqueológica y ahora ya están dentro del sitio considerado patrimonio cultural de la humanidad", expuso.

"La verdad es que molestan con su actitud a los visitantes y de hecho, los mismos turistas se quejan y lo denuncian públicamente porque los quieren obligar a comprar y no los dejan andar libremente por los andadores de la zona arqueológica", agregó.

"Antes eran 300, luego aumentó (la cifra) a 500, posteriormente pasaron a 800 y ahora sabemos que son más de mil personas que a diario ocasionan molestias a los visitantes", indicó.

"Un turista paga y paga muy bien para acceder al sitio y además es acosado y casi obligado a hacer compras, eso sin duda es peligroso para la imagen de Yucatán", alertó.

Magadán Villamil, en tanto, abundó que Cultur siempre ha mostrado disposición a dialogar con los comerciantes y buscar una solución, aunque también admitió que no es un asunto sencillo de resolver.

Sin embargo, como ha sucedido desde tiempos remotos, los vendedores no están dispuestos a dejar el interior de la zona arqueológica.

En este sentido, el presidente del Sindicato de Artesanos "Nueva Kukulcán", Juan Pablo Euán Cen, advirtió que por lo menos sus 800 socios se mantendrán firmes en su sitio y "no habrá diálogo en ese sentido.

Incluso, advirtió que los integrantes del gremio que encabeza "estamos dispuestos a defender con todo nuestros lugares dentro de la zona".

Sobre el acoso del que son objeto los turistas, el líder de los artesanos deslindó de esas prácticas a los socios de su agrupación, pues "están conscientes de que se debe tratar bien al turista, para que recomiende al estado y lleguen más visitantes".