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Qué grata sorpresa y qué gran satisfacción recibir e-mails de personas que hace diez años depositaron en quien esto escribe su confianza, sus anhelos, proyectos e intenciones para obtener, al retirarse, una mejor pensión.

Me causa grata sorpresa narrarle lo antes dicho porque es clásico y característico de la naturaleza humana que, una vez recibido el beneficio, jamás nos acordamos de ser agradecidos con quien alguna injerencia tuvo en el logro de nuestros propósitos.

Enhorabuena a todas las personas que, en el tiempo, han confiando en quien esto escribe; enhorabuena por ellos mismos y por sus familias porque, el recibir hoy día una generosa pensión, se estará logrando lo que expresamos en nuestros artículos y en nuestras participaciones en radio, televisión, redes sociales y plataformas de Internet: “Cuando seamos adultos mayores y gocemos de una generosa pensión, jamás nos faltará cariño” o bien, “siendo viejitas pero con dinero, producto de una pensión, siempre seguirán siendo bonitas”.

Es cierto que el dinero no lo es todo en la vida. Pero cierto es que el dinero ayuda mucho a diferenciar el nivel y calidad de vida de las personas, especialmente en su vejez, etapa de la existencia que quien aun no la está viviendo no podrá apreciar que “es la etapa en que más dinero se necesita”.

Cuando se es joven y se tiene el cúmulo de deudas, producto del compromiso de ver por el nivel y calidad de vida de una familia; cubrir el pago de la hipoteca, el crédito del automóvil y el inevitable seguro; el pago de las tarjetas bancarias y departamentales, y otras deudas, de alguna forma hacemos para, responsablemente, solventar esos y más compromisos.

Pero cuando la edad nos llega y la salud y el vigor vital nos van abandonando, conforme pasa el otoño y arribamos rápidamente al invierno de nuestra vida, un viento frío parece recorrer toda nuestra espina dorsal al darnos cuenta de cuántas cosas dejamos de ver y hacer, especialmente en lo relacionado con nuestra vejez.

Deseo aprovechar este espacio para hacerle llegar un saludo a los miles de personas que se informan y toman decisiones en relación con su vida futura con los consejos y orientaciones que publicamos y compartimos por este medio.

Gracias también a los cientos de personas que, de más de diez años a la fecha, nos han confiado su futuro y bienestar, al permitirnos orientarles y asesorarles en la mejor estrategia para obtener la mejor pensión llegada la edad de su retiro laboral.
Con agrado y satisfacción podemos decir que “la semilla por usted sembrada, años atrás, cayó en terreno fértil y que, hoy día, cosechan la pensión anhelada”; mis más grandes felicitaciones. Que pase una muy feliz Navidad.

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