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ESPITA y TIZIMÍN, Yucatán.- Dos nuevos asesinatos, ambos con lujo de saña, fueron cometidos ayer en el interior del Estado, con lo que esta semana que termina se vio tinta de sangre por varios crímenes cometidos en Mérida y otras poblaciones, siendo en total siete homicidios.

El primer caso de ayer tuvo lugar en Espita, una villa considerada tranquila porque no es común ver hechos violentos en ese lugar. Los espiteños despertaron ayer con la funesta noticia del asesinato de José “Pepe” B., conocido empresario del ramo hotelero, quien fue ultimado con saña en el interior del baño de uno de sus locales, ubicados en la calle 27 entre 24-A y 26 del centro de la población.

De acuerdo con la versión de quienes se encontraban en ese momento en las inmediaciones del hotel, “Pepe” Bates fue asesinado “al estilo narco”, pues aseguran que estaba atado de las extremidades, estaba colgado de los pies en un objeto del techo y aparentemente degollado.

La noticia del crimen, que se dio a conocer poco antes del mediodía, conmocionó a todo Espita, pues aseguran que el ahora occiso no tenía problemas como para que fuera salvajemente masacrado, al contrario, afirman que se encargaba del cuidado de una hermana menor enferma.

Aunque se rumoraba que el infortunado tenía varios días de haber sido ultimado, hay quienes aseguran haberlo visto la noche del viernes pasado, y se presume que el olor que emana del cuerpo sea por la sangre que derramó por las heridas que le provocaron.

Al tener conocimiento de estos sangrientos hechos, la Policía Municipal acordonó el lugar para evitar el paso de los curiosos mientras esperaban la llegada del personal de la Fiscalía General del Estado para iniciar con las investigaciones necesarias para esclarecer este hecho que cimbró en la comunidad espiteña.

Homicidio en Tizimín

Mientras tanto, en Tizimín, terrible sorpresa se llevaron los vecinos de la calle 77 entre 48 y 50 de la colonia Adolfo López Mateos al encontrar la mañana de ayer a una persona muerta a escasos metros de la puerta de su casa, quien al parecer fue ultimada por vándalos que ingresaron al predio con la intención de robarle, pero al ser descubiertos por el dueño, lo atacaron con algún arma blanca y con piedras hasta dejarlo sin vida.

El difunto fue identificado por su sobrino, quien dijo que en vida respondió al nombre de José María C. B., de 83 años y se dedicaba desde hace muchos años a la reparación de calzado.

El cuerpo inerte se encontraba boca abajo cerca de la albarrada; presentaba huellas de cortes con arma blanca en las manos y heridas profundas en la nuca, las cuales fueron provocadas con las piedras que se encontraban cerca del cuerpo. 

A unos centímetros del cadáver estaban sus chanclas y su lámpara de mano, lo que hace suponer que escuchó ruidos en la parte trasera de su casa y al salir y descubrir que intentaban robarle, fue atacado hasta que le arrebataron la vida de manera salvaje. 

La puerta de la casa estaba semiabierta y la luz interior aún encendida a pesar de que el cuerpo fue descubierto poco después de las 9 de la mañana por los vecinos del rumbo.

Los vecinos señalaron que el zapatero era una persona tranquila, que no consumía bebidas embriagantes.

Los otros casos

En los últimos siete días han ocurrido seis asesinatos: el primero, el de un albañil muerto a cuchilladas por otro en pleito de ebrios en una casa del centro de Mérida; el segundo fue el de un pandillero en un baile de Kanasín, víctima de tres navajazos; el tercero, en Río Lagartos, cuando un menor de 15 años mató a un “pepinero” cuando ingerían alcohol, y el último, el jueves pasado, cuando un albañil mató a otro en un paradero de camionetas foráneas.