Patricia Itzá/Mérida

El tema de la muerte en la actualidad ha servido para detonar el turismo en la entidad, ya que los lugares abandonados en los que se cree que existe actividad paranormal, incluso el color y la construcción de algunas estructuras especialmente en los cementerios, se han convertido en atractivos turísticos en donde su visita se detona estos días.

“Los procesos para crear productos turísticos se han sofisticado; si bien tenemos los destinos tradicionales como los cenotes o zonas arqueológicas, las agencias han ido buscando lugares que puedan dar un experiencia más cultural, como es el Día de Muertos, que es una de las celebraciones mexicanas más distintivas a nivel nacional”, señaló el presidente de la Asociación de Agencias Promotoras de Turismo de Yucatán A.C. (Aaprotuy), Luis Herrera Albertos.

Señaló que las manifestaciones culturales de los Fieles Difuntos apenas se consideran como producto turístico y eso es lo que se está haciendo; al paso de los años, así como algunas empresas se han especializado en turismo gastronómico o cultural, cada vez va a haber más que se centren en el tema de sitios donde se desarrollan actividades paranormales.

Existen viajes o paquetes en los que ofrecen recorridos a pie o en bicicleta por dichos lugares en donde la sociedad busca encuentros sobrenaturales, a pesar de pagar un precio por la visita a distintos sitios.

El internet y las redes sociales han permitido a muchas touroperadores y agencias promocionar este tipo de servicios, algunos de los cuales ofrecen comida y bebida al final del recorrido o solo la muestra de los edificios que existen en el lugar.

La comunidad de Misnebalam, la cual es denominada como pueblo fantasma, es el sitio principal para las visitas, algunas agencias complementan el paseo con la visita de una clínica en donde supuestamente también existe actividad paranormal ya que en ella se murieron mujeres y bebés.

El lugar pertenece a la subcomisaría de Santa María Yaxché y se encuentra en el kilómetro 17 de la carretera Mérida-Progreso, donde estuvo por muchos años una hacienda henequenera en la que se cree habitaron más de 150 personas.
Según el grupo de viaje llamado “Mochileros en Yucatán” la biblioteca Yucatanense contiene una publicación de 1927 con el título de “Constancias judiciales del atentado criminal cometido en la persona del ingeniero Don Fidencio G. Márquez”, el dueño original de la hacienda, hecho que se suscitó el 22 de octubre de 1921, en el camino que conduce a la estación de San Ignacio a la Hacienda Misnebalam. En sus páginas se relata, a través de distintas declaraciones de los implicados, una historia de muerte y traición en los últimos años de la época dorada del henequén yucateco.

Aunque no existen bases para asegurarlo, decenas de notas y artículos aseguran que el pueblo fue abandonado debido a la constante aparición del fantasma de un niño llamado “Juliancito“, la cual es una de las principales leyendas que hoy rondan en el sitio.

También se habla de un monje que por las noches aparece en la iglesia del lugar, el cual viste una túnica negra y sube al techo de la iglesia, y ahí abre los brazos. Se dice que hay voces y ruidos extraños, casas en donde no vive nadie, pero se prende la luz y otras muchas historias que se cuentan a todo aquel que llega al pueblo “fantasma”.

Los tours para visitas son, la mayoría, en fin de semana por la noche, desde las 6 de la tarde hasta pasada la medianoche. Recorren la iglesia, las casas abandonadas y en general les relatan la historia del lugar.

Los paquetes incluyen traslado, en algunas ocasiones una cena con platillos tradicionales y lo que se coloca tradicionalmente en los altares yucatecos como el pib acompañado por una bebida tradicional.

Otro atractivo que desde hace varios años llama la atención, tanto al turismo nacional, como al local e internacional, son los paseos por el cementerio general de Mérida, debido a la narración que hace el guía sobre personajes famosos e importantes de Yucatán que reposan en el lugar hasta el material de que está hechas las tumbas, esto en un horario nocturno.