'Hay un amor que no se acaba'

El padre Javier Prado Flores trabaja con nuevas dinámicas buscando una Iglesia más activa y dinámica.

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Marilis Escalante, sacerdote Programa, Javier Prado, y Alis García; el padre fue invitado de honor del programa de radio 'Savemos una vida'. (Jorge Acosta/SIPSE)
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José Salazar/SIPSE
MÉRIDA, Yuc.- El padre Javier Prado Flores, quien vivió hace tres años en Mérida en la parroquia de Monjas, fue el invitado a la emisión de ayer del programa “Salvemos una vida”, que se transmite por Amor 100.1 FM de Grupo SIPSE, en donde habló sobre el trabajo de renovación en la Arquidiócesis de Puebla, como Vicario Episcopal para Laicos, desde el punto de vista de descubrir los dones de cada persona.

“Es un gusto tener aquí a un luchador  incansable y siempre involucrado en obras de beneficencia; el padre Javier nos hablará sobre el proyecto que está desarrollando con la llegada del nuevo arzobispo en Puebla, Mons. Víctor Sánchez  Espinosa”, comentó Alis García.

El invitado dijo que actualmente trabaja con nuevas dinámicas en busca de una Iglesia más activa, más dinámica y enfocada a las necesidades de los grupos más vulnerables.

“Esta renovación es formar una Iglesia de alegres discípulos misioneros. Tener fe en Dios es estar lleno de energía, de ese poder divino que nos hace felices y que nos ayuda a superar las adversidades. Nos da la capacidad de acercarnos al prójimo, porque estamos llenos de Dios”, expresó.

El padre Prado Flores dijo que, en los últimos 40 años, la fe se ha considerado como la respuesta humana a lo que Dios le da al ser humano y que, como respuesta humana, es algo a lo que cada quien puede contestar. Al recibir ciertos talentos, la persona debe saber qué hacer con ellos.

Marilis Escalante comentó que muchas veces se piensa que todo lo que uno pide a Dios se le tiene que conceder, y que, en ese sentido, existe una confusión muy grande en cuestión de fe.

Cuando Dios nos da un bien, también nos da la facilidad de desempeñarlo: Alis García

“Dios se anticipa y ya nos dio todo lo que necesitamos en esta vida para ser felices, para salir adelante, para amar, para ser amado y para servir al prójimo. Todo se nos ha sido dado, sólo hay que descubrirlo y poner manos a la obra con esos dones. Cada persona es única e irrepetible, somos más de siete mil millones de habitantes en el planeta y ninguna persona es igual a otra, cada una es diferente en sus carismas y dones, son regalos únicos de Dios”, explicó el sacerdote. 

Destacó que saber que cada ser humano es diferente nos enriquece como personas, ya que en ocasiones, ante la presión social, pretendemos ser iguales a los demás y hacer lo que “todo el mundo hace” para ser aceptados, pero lo que la gente en su mayoría busca son personas auténticas que aporten “eso” que nadie más puede aportar.

Alis García agregó que cuando Dios nos da un don también nos da la facilidad para desempeñarlo.

“Eso que se te da, que te gusta, te fascina, te llena, te hace feliz y además tienes la facilidad de hacer, ponlo a trabajar y hazlo para que te sientas lleno y puede servir para tu crecimiento y para servir a los demás porque es un don que Dios te dio”, comentó. 

El padre Javier Flores señaló que hay dones que se descubren intentando cosas nuevas, que se descubren con la práctica y cuando la vida cotidiana nos plantea retos por superar.

“La vida se mueve solita, uno habla de los miedos como pretexto para no moverse. Entonces, si uno se mueve vamos descubriendo nuestros dones y los miedos van desapareciendo. Al dar el primer paso, automáticamente desaparece. Andando se hace el camino, si nos paralizamos esperando que todo se resuelva, no va a ser posible”, apuntó.

Salir en busca de ayuda

“En Salvemos una vida, que es un programa de prevención del suicidio, siempre hemos comentado que cuando tenemos algún problema hay que salir a buscar ayuda, sobre todo ayuda profesional. En Yucatán hay ayuda profesional y gratuita, el dinero no es obstáculo”, recordó Alis García.

El padre Prado Flores comentó que muchas veces las personas requieren tiempo para salir de un problema.

“Hay momentos en que estamos tan mal que ni siquiera se nos ocurre pedir ayuda. Ni siquiera sabemos que la necesitamos y no se nos ocurre qué hacer. Pero cuando estamos un poco más desahogados comenzamos a pensar que hay opciones y siempre, siempre hay opciones en esta vida. Incluso la muerte se redime, la de nuestros seres queridos y la nuestra. Muchas vidas se redimen cuando se acaban, nada está ajeno a la Gracia, al regalo, a aprender algo de la experiencia, tal como se da”, señaló.

“No somos los autores ni los dueños de la vida, somos parte de una ecosistema maravilloso, de una diversidad de seres vivos en este planeta, extraordinaria. Y que unos con otros nos ayudamos y nos afectamos unos a otros. Entonces, como parte de la creación, del Cuerpo Místico de Cristo, todo tiene su lugar, aún la muerte”, explicó el Vicario Episcopal para Laicos.

Alís García señaló que vale la pena ver cómo la vida cambia si uno se propone vivirla con alegría, sobre todo que siempre se piensa que lo peor es la muerte.

“Dios es un padre amoroso que disfruta por cada sorpresa que le dan sus hijos y sus hijas, cada quien con sus estilos y formas. La vida se multiplica, no se acaba. Dios mira a las personas felices, extasiado de su obra y está contento con este mundo.

"Cuando alguien se priva de la vida, de este maravilloso don, el corazón de Dios se abre más grande todavía y ahí caben todos. De tal modo que un mal que es quitarse la vida está absorbido por el amor de Dios, donde ninguna lágrima se pierde y ningún amor se olvida, donde todo es un inmenso presente rico de misericordia, de perdón y de gracia de Dios”, explicó el padre Javier Prado.

“Él es muy comprensivo, aún para situaciones extremas en las que caemos los seres humanos. Dios es el ser más comprensivo y compasivo. La vida del afecto es la que abre la existencia también de los que ya se fueron, la que hace que podamos mirar de frente un drama humano como es perder una vida y no caerse por ello, sino seguir adelante. Esto es lo más fuerte que nos puede regalar Dios, porque al Padre Celestial, le pasó lo mismo, perdió a su hijo.

"El Padre redime, purifica e integra en un amor más grande a todos: perdona. Y ese amor hace que la vida siga más fuerte, más poderosa y renovada, no se acaba”, agregó el sacerdote. 

El padre Prado explicó cotidianos no son tan grandes como pensamos y que es necesario “bajarle dos rayitas” a la angustia”, y saber que hay un poder interno que impulsa hacia adelante por medio del encuentro con el prójimo. Esa, indicó, es la presencia escondida de Dios que regala talentos para la persona desarrolle.

¿Dónde encuentro ayuda para evitar un suicidio?

  • “La Casita” de Salvemos una vida está ubicada en la calle 56 No. 435 entre 49 y 51 del Centro, cerca del remate de Paseo Montejo.
  • Ofrece sin costo ayuda psicológica y los talleres sabatinos.
  • Los teléfonos son 945-37-77 y 075, los cuales funcionan las 24 horas del día, los 365 días del año.
El dato
  • La Arquidiócesis de Puebla ofrece, en conjunto con la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (Upaep), una maestría en  Innovación Pastoral, que tiene como objetivo “formar a los formadores”; se cursa en línea y en está dirigida a quienes en el ámbito de los voluntarios dan tiempo, trabajo y talento en la construcción de una sociedad humana más justa. Más informes al correo electrónico  [email protected].

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