Ría Lagartos, el refugio para el flamenco rosa

En la reserva se encuentra la colonia de anidamiento más grande de esa especie; durante junio y julio se concentran unos 15 mil nidos.

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Polluelos y ejemplares grandes listos para ser anillados y después soltados en al zona protegida. (Notimex)
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Agencias
EL CUYO, Yuc.- La reserva Ría Lagartos, en Yucatán, es un punto prioritario para el manejo y la conservación de especies protegidas como el flamenco rosa del Caribe, donde se encuentra la colonia de anidamiento más grande de esa especie, sitio donde durante los meses de junio y julio se concentran unos 15 mil nidos, de los cuales 13 mil logran eclosionar con éxito.

Se estima que la colonia de flamencos de la península de Yucatán es de unos 70 mil individuos, distribuidos según la temporada en Ría Lagartos, el Área de Protección de Flora y Fauna Yum Balam, las Reservas de la Biosfera de Celestún y Los Petenes, así como Bahamas, Cuba, Haití, Colombia, Venezuela, noreste de Brasil, Guyana y Antillas Holandesas.

“El control en estas cuatro áreas protegidas nos permite determinar si es necesario cambiar alguna de las condiciones de la calidad del agua o el suelo para poder hacer los nidos, tener toda esta información nos permite saber qué tan viable es la población y qué tan saludable está”, indicó el director regional de la Península de Yucatán y Caribe Mexicano de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp), Ricardo Gómez Lozano.

Conocer si la población de flamencos está en buen estado de salud permite saber que las especies que están cobijadas bajo ellas también están en un buenas condiciones, ya que por medio de esta ave es posible conocer cómo está evolucionando el ecosistema en general.

Además del flamenco rosado, Ría Lagartos es hogar de muchas otras especies, como la tortuga marina y el cocodrilo, así como un sinnúmero de especies residentes y migratorias.

En los últimos dos años, Conanp, en colaboración con la Fundación Pedro y Elena Hernández, capacitan a su personal para el monitoreo y manejo de la especie, mientras que las comunidades de la zona monitorean y son partícipes directas para conocer el estado de sus recursos naturales.

De acuerdo con el funcionario, con esta estrategia se cierra el vínculo de la conservación y el turismo se desarrolla bajo un esquema sustentable, hacerlo bajo ciertas características y condiciones, por lo que es mejor que sea la población local la que esté directamente involucrada.

Como parte de las actividades para la conservación y el cuidado de flamencos rosas, se lleva a cabo el anillamiento de los polluelos de esa especie, por lo que se les coloca un anillo metálico con datos de contacto de la Fundación, teléfono y página web a la que se puede reportar un ave muerta, y otro plástico con una serie de cuatro letras.

En un trabajo de varias horas y que implica preparación rigurosa, las aves también son medidas, pesadas, se revisa su estado de salud para luego ser liberadas, lo que permitirá su rastreo a lo largo de los 300 kilómetros de hábitat que comparten en la Península de Yucatán y en otras regiones del Caribe.

Para esa labor, los flamencos son vendados de los ojos, a fin de evitar que entren en pánico; luego se les miden alas, patas y cuello y se les colocan los anillos.

Bárbara Hernández, presidenta de la Fundación, señaló a Notimex que apoyan este proyecto desde hace 16 años, cuando el flamenco era una especie amenazada, sumando a las comunidades aledañas a su protección e incorporar dicha encomienda a su actividad económica.

“La fundación hace el anillamiento, nos quedamos aquí todo el año, hacemos estudios hidrológicos para saber las condiciones del río, que no esté demasiado contaminado. Es un detonador de la economía del lugar, se está haciendo turismo de muy bajo impacto, artesanías con el flamenco”, destacó.

De 1996 hasta la fecha, al menos cinco mil 730 aves han sido anilladas en esta zona, las cuales se han encontrado también en Bahamas, Cuba, Estados Unidos,  así como en otras regiones del Caribe.

Alex Dzib, quien encabeza al grupo de especialistas encargados del anillamiento, explicó que este proceso requiere muchos cuidados para no poner nerviosa a la parvada de polluelos y a las nodrizas que cuidan de ellos, ya que cualquier luz o sonido desconcertante podría poner en riesgo la operación, de ahí que sea un proceso cerrado a voluntarios que son previamente capacitados para hacer el trabajo.

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