'Invaden' 70,000 yucatecos EU

Más de 70 mil habitan en las ciudades de Portland, Oregon, y Los Angeles, California, con mayor presencia de nuestros paisanos en Estados Unidos.

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La alcaldesa de Sotuta, Geny Otilia Blanco (centro), pidió a los migrantes apoyar a sus comunidades de origen. (Milenio Novedades)
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Israel Cárdenas/SIPSE
MÉRIDA, Yucatán.- La necesidad los llevó a migrar a Estados Unidos: unos llegaron de forma ilegal y otros con visas de estudiante. Hoy, este grupo de esforzados yucatecos son trabajadores valiosos para el vecino país del norte.

Algunos laboran en importantes empresas aéreas, incluso en la NASA, además hay quienes no olvidan sus raíces y viven de ofertar productos de origen mexicano.

Y es que más de 70 mil personas de origen yucateco habitan en las ciudades de Portland, Oregon, y Los Angeles, California, lo cual las convierte en los destinos con mayor presencia de paisanos en Estados Unidos, de acuerdo con información del Instituto para el Desarrollo de la Cultura Maya (Indemaya) del Gobierno del Estado.

En Portland, la comunidad yucateca estimada es de 20 mil personas. Ahí, la mayoría de los paisanos se abre paso con jornadas laborales que, incluso, se extiende hasta los siete días de la semana y con doble turno. Este esfuerzo les ha permitido rentar amplios departamentos, equipados con tecnología de punta en sus centros de entretenimiento y obtener camionetas del año.

En Los Ángeles, un grupo de yucatecos ha consolidado el “sueño americano”, se han convertido en fundadores de exitosas empresas, impulsores del reconocimiento de la comunidad maya en tierra estadunidense y forman parte de importantes círculos de especialistas en proyectos de investigación científica, de lo que informamos en nota aparte.

Reencuentro reafirma lazos

Alcaldes de Yucatán han consolidado un encuentro con los migrantes de sus municipios radicados en Estados Unidos, en busca de impulsar proyectos en conjunto a favor de sus poblaciones.

En Los Ángeles, California, la alcaldesa de Sotuta, Geny Otilia Blanco Gómez, abrió el primer encuentro con sus paisanos radicados en aquella ciudad.

“Es una gran emoción traer la representación de mi pueblo, Sotuta, a los Estados Unidos, y encontrarme a mi gente, a los que están preocupados por mi municipio, pero que están muy lejos; es una gran experiencia, me emocionó saber de ellos, de sus familias”. “Tenemos que pensar en ellos y respaldarlos con los diferentes programas que se llevan a cabo en coordinación con los gobiernos estatal y federal, y la participación de la Federación Yucateca de Migrantes”, apuntó.

“No sólo se gobierna en Sotuta, donde están nuestros paisanos nos necesitan para saber cómo está el pueblo y la gente, y se enteren de qué se hace”, señaló.

Jhony Peraza Ku, sembrador de plantas

Tras intentar en más de 20 ocasiones, Jhony Peraza Ku, originario de Dzan, llegó a Portland hace 19 años sin más recursos que lo que vestía. Tenía 16 años cuando pagó al “pollero” 650 dólares para cruzar la frontera, motivado por su suegro, que vivía en Los Ángeles.

En entrevista, dijo que al cuarto año de estar en Estados Unidos mandó a buscar a su esposa, ahora tienen tres hijos y hoy ambos obtienen un ingreso mensual de tres mil dólares. Esta pareja vive en una zona de departamentos que mandó construir el gobierno, el cual consta de tres recámaras, sala, cocina y dos baños, por el que pagan 500 dólares al mes.

Jhony Pereza trabaja como sembrador de plantas en un laboratorio, posee dos camionetas, una de las cuales es 2013. Asimismo, con frecuencia envía remesas a sus familiares en Yucatán, donde también ha construido una casa, y no descarta, en un futuro, regresar a esta entidad.

Martha Interián Paredes, chofer

Martha Interián Paredes llegó a Portland de manera ilegal hace 15 años, hoy tiene 40 años y dos hijos, de los cuales uno nació en Dzan, de donde es originaria; cuando cumplió un año en Estados Unidos una señora le llevó a su hija.

La entrevistada trabaja como chofer trasladando a los huéspedes de un hotel al aeropuerto y viceversa, su salario mensual es de mil 200 dólares, pero como recibe propinas, sus ingresos alcanzan los dos mil 200 dólares.

Martha Interián explicó que su esposo también es migrante yucateco en Portland, trabaja como operador de máquinas haciendo logotipos en chamarras y gorras, gana tres mil dólares al mes, ambos tienen dos camionetas familiares, viven en un amplio departamento de tres recámaras por el que pagan 700 dólares de renta al mes.

“Pienso que algún día regresaré a vivir a Yucatán, me gustaría, extraño lo típico. Aquí la naranja no es muy dulce como allá, aparte la carne es congelada de muchos días, no es fresca como en Dzan, que la puedes comprar directo en la carnicería, se siente la diferencia; también las tortillas no salen calientitas”, apuntó.

Marco Pacheco, Presidente de Casa de la Cultura Maya 

Marco Antonio Pacheco fue el principal promotor para que el Ayuntamiento de Los Ángeles, California, declarara el 29 de mayo “Día del Yucateco”, con lo cual la comunidad de Yucatán -incluyendo a sus migrantes- recibió el reconocimiento de las autoridades de esa ciudad.

“Llegué a Los Ángeles con visa de estudiante. No venía con la intención de quedarme, ya que tenía 14 años. Llegué con la idea de reunirme con mis abuelos, quienes por su calidez eran conocidos como los dueños de la Casa de Yucatán, porque ahí recibían a todos los inmigrantes yucatecos que llegaron en las décadas de los 60 y 70”, explicó.

Relató que sus abuelos Bertha Traconis Ramírez (q.e.p.d.) y Carlos Piña Mendoza fomentaron en él el respeto a las demás personas y el amor a las raíces de Yucatán, que más tarde lo motivaron a abrir la Casa de la Cultura Maya. Ahí estudian el legado histórico de esta civilización, en coordinación con expertos en el tema de Guatemala, Honduras, El Salvador, Nicaragua y México.

Asimismo, este proyecto ha permitido a Marco Antonio Pacheco formar parte del equipo de investigación de la Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio (NASA) de Estados Unidos, relativa a la cultura maya, donde también imparte conferencias.

“Los mayas nos han dejado un gran legado histórico, el cual debe ser motivo de reconocimiento e investigación internacional”, apuntó.

“A mí me motivó estudiar la carrera de Administración de Empresas y la licenciatura en Estudios México-americanos. Tengo una certificación en bienes y raíces e hice varias certificaciones en diferentes áreas. La idea, en aquel entonces, era remota. No pensaba hacer activismo comunitario”, apuntó.

El entrevistado recordó que lleva 36 años viviendo en los Estados Unidos. Es ejecutivo en una empresa de multiservicios que proporciona asesoría en las ramas de gerencia administrativa de edificios.

“Sí regresaría a vivir a Yucatán, es para mí un sueño. Pienso que si obtuviese el ingreso que tengo aquí, en Yucatán sería el rey. Pero aun así, me acostumbraría a vivir en una casa de huano, no tengo ningún problema. Este es un proyecto a largo plazo, ya que ahora tengo que velar por mi familia”, apuntó. 

Miguel Á. Montañez, empresario del sector aeronáutico 

En 1960 Miguel Ángel Montañez cruzó la frontera entre México y Estados Unidos. Iba en la cajuela de un carro, sin documentos ni dinero. Hoy es un sólido empresario del ramo aeronáutico que provee tornillos a firmas de prestigio, como Boeing, y mantiene en la nómina a migrantes yucatecos y de otros estados, aunque está consciente de que puede recibir una fuerte multa, como establecen las leyes estadunidenses.

“A los 21 años emprendí una aventura hacia Estados Unidos. Estudié hasta el cuarto de primaria y hoy tengo 74 años. Primero llegué a Tijuana, Baja California, vendiendo escobas; luego trabajé en una carnicería y fui carpintero.  Al cruzar la frontera en San Diego, California, trabajé en un rancho de gallinas. Después vine a Los Ángeles, donde limpié pisos en una panadería, aprendí a decorar pasteles y trabajé en una compañía donde se elaboraban tornillos”.

Miguel Ángel relató que durante mucho tiempo trabajó horas extra hasta dominar el oficio, se superó y posteriormente laboró en otras compañías hasta alcanzar el cargo de gerente, lo cual le dio la experiencia para abrir su primer negocio en el ramo, en sociedad con su concuño. Tras un tiempo disolvieron la sociedad y abrió la empresa que actualmente lleva 37 años en funcionamiento.

“Perforo tornillos de aviones, lo limpio para que no tengan viruta, porque van en los motores. Es una labor delicada y peligrosa, pero gracias a Dios lo aprendí bien. Tengo 47 empleados”, reveló.

“La mayoría de mis empleados son indocumentados. Es un poco duro cuando llegas a un país extraño y es complicado que alguien te dé la mano. Son tantas cosas que me motivan para que la raza no sufra tanto”.

Recordó que su esposa, con quien vivió 48 años, falleció hace dos años, siempre estuvo con él en el negocio, tuvieron cuatro hijos.

“Quiero regresar a vivir a Yucatán, estar ocho meses ahí y cuatro aquí, en Estados Unidos. Ya tengo la casa, todo está preparado. Calculo que para el próximo año iré, pero depende de la salud, porque para mí lo principal es la salud”.

Abel Ramírez Buenfil, empresario restaurantero

Llegó a Pasadena, California, en 1963, cuando era estudiante de Ingeniería Civil a invitación de una amiga para pasar las vacaciones de verano, pero durante esa estancia Abel Ramírez Buenfil, recibió una oferta de trabajo, la cual tomó, y al poco tiempo le permitió conocer a su actual esposa, también yucateca, originaria de Valladolid.

“Trabajé en un hotel lavando platos. Como sabía inglés, al poco tiempo me subieron de puesto. Me hicieron crecer a tal grado que me enviaron a la Universidad de Texas a estudiar hotelería. 
Al regresar me asignaron otro puesto y así inició mi carrera, que se extendió durante 14 años”, señaló.

“Estudié Ingeniería en el Instituto Tecnológico de California, donde se analizan los sistemas de temblores. Asimismo, colaboré como administrador del club privado de esta organización y me hicieron director general del club durante 15 años”, apuntó.

“Decidí emprender mi propio negocio y aposté por un restaurante, como me iba bastante bien abrimos el segundo, y después el tercer negocio”, señaló.

Abel Ruiz se ha convertido en un símbolo de la cocina yucateca en Pasadena, California; en sus restaurantes colaboran paisanos yucatecos como chef y en otras áreas de servicio.

Entrevistado en su domicilio de Pasadena, expuso que el restaurante “El Portal” ofrece comida yucateca con platillos que van desde la cochinita, panuchos, tamales, poc-chuc, hasta el relleno negro y una amplia variedad de licores mexicanos, como el tequila.

El empresario, de 71 años, es originario de Tekax y tiene 43 años de matrimonio, dijo que no regresará a vivir a Yucatán, “como he dicho, uno sale de Yucatán, pero Yucatán no sale de nosotros, lo tenemos en el corazón, pero se ha formado una familia aquí, tengo tres hijos, seis nietos, y no creo que a esta altura quisiera abandonar todo esto, este gozo, la felicidad de mis nietos para ir a vivir a Yucatán”.

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