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También se realizan visitas a cenotes y la laguna de Yalkú. (Sara Cauich)
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Sara Cauich/ SIPSE
TULUM, Q. Roo.- Entre 3 y 4, de las 12 personas autorizadas para nado por cooperativa, es la cantidad de turistas con la que trabaja este sector al reanudar la actividad en la bahía de Akumal este martes. Ahora que se reinicia la actividad no alcanzan a contratar ni la mitad, es decir, seis personas para los recorridos, y ninguna de las 16 con autorización para el avistamiento mantienen ocupadas en su totalidad de la capacidad de 12 personas durante la jornada de 9 a 17 horas, cuando se cierra la bahía para observación de tortugas.

Esperan que en la temporada decembrina aumente la demanda de este servicio, señala Vicente Israel Chagolla, secretario de la cooperativa Ecotour Ko´ox Ximbal. La afectación se refleja en la falta de ingresos económicos para las familias dedicadas a esta actividad.

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En la temporada de suspensión, –que fue todo el mes de septiembre– aprobaron una certificación como guías de naturaleza y continuarán la preparación de los cooperativados y además diversificar las labores y poder trabajar en todas las áreas naturales.

Los permisionarios realizan labor para que el turismo no deteriore los pastos marinos...

El curso fue de seis módulos y tardó seis semanas para concretar y sobre todo para dar un buen servicio a los visitantes, esto incluyó primeros auxilios y calidad en el servicio. Son cerca de 22 las organizaciones sociales y particulares que cuentan con permiso para esta actividad no extractiva en la bahía.

A la par que se dedican al avistamiento de tortugas, también realizan visitas a otros sitios, como son cenotes y la laguna de Yalkú. Señaló que no sólo es por la temporada baja, sino que desde que se privatizó la bahía y se paga para ingresar, la cantidad de visitantes bajo de alrededor de 3 mil 500 personas que ingresaban, ahora sólo llegan alrededor de 500, aunque no toman los recorridos que se ofrecen.

Destacó que los permisionarios realizan labor para que el turismo no deteriore los pastos marinos, tampoco incurran en irregularidades como es tocar las tortugas. Es una labor constante de vigilancia a través de comités comunitarios para supervisar que la actividad transcurra sin problemas para el visitante como tampoco para los guías, afirmó.

Todos los que tienen un permiso están obligados a realizar esta labor, pero las empresas no hacen este servicio comunitario de vigilancia todos los días. Desafortunadamente se han levantado algunos reportes por los permisionarios que no se ocupan en dar atención a estas situaciones, pero se han reportado a la Profepa para que se actúe en consecuencia.

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