Con el anuncio de la iniciativa de Ley de Seguridad Ciudadana de Quintana Roo, la gobernadora Mara Lezama da un portazo al negro historial del Mando Único instrumentado por el ex jefe de la policía, Alberto Capella, en complicidad con Carlos Joaquín González.

Mara Lezama no necesitó culpar a su antecesor, como éste sí lo hizo, de lo que hoy ocurre en la entidad (pese a que es vox populi que sí lo fue) para dar un golpe de timón en materia de seguridad, ante los hechos violentos que se han desatado tanto en el sur como en el norte del estado.

Hasta ahora se trata de un anuncio que seguramente hoy es detallado por especialistas en la materia; sin embargo, la buena noticia es que al fin se acaba con el Mando Único que absorbió durante seis años la Seguridad Pública de los municipios –cuando así le convenía- de manera anticonstitucional.

Sabemos que no se puede tachar como fallido al llamado Mando Único, toda vez que cumplió con la función de monopolizar la seguridad y con ello ser la única instancia en tener trato con los malos, quizá negociando con éstos.

Pero más allá de las especulaciones, lo cierto es que el gobierno de Carlos Joaquín quedará para siempre como el que más inseguridad generó al estado, lo cual hasta la fecha se sigue arrastrando.

En este sentido, habría que recordar que apenas tres meses después de que Joaquín González rindiera protesta como mandatario, se suscitó una cruenta balacera en el bar “Blue Parrot” de Playa del Carmen, donde murieron cinco personas y 15 más resultaron heridas.

Al día siguiente, la Vice Fiscalía de la zona norte (Cancún) fue centro de una inédita balacera. Ahí inició la escalada de violencia en la entidad, sin poder detenerla  hasta la fecha.

Aquí radica la importancia de que Mara Lezama tome las riendas y termine de una vez por todas con tan perniciosa “estrategia de inseguridad”, de la cual la misma gobernadora fue víctima.

Y es que tras la balacera de aquel lamentable "9 de noviembre", en la que agentes abrieron fuego durante una manifestación feminista en la Plaza de la Reforma, la entonces alcaldesa, Mara Lezama, dijo en púbico que el culpable era justamente “el Mando Único”. Más tarde, Carlos Joaquín trató de desmentir, y con el rostro desencajado aseguró que quienes dispararon fueron los agentes municipales, por órdenes del jefe de Seguridad Pública de Benito Juárez.

Pocos le creyeron. Joaquín González había perdido el control del estado, un control que nunca buscó y menos le importó.

En fin… Ahora la gobernadora anuncia un nuevo modelo de seguridad ciudadana que incluye a los sectores público, privado y social.

Este proyecto, dijo, representa establecer las bases, mecanismos e instrumentos para garantizar la paz y la seguridad de las personas en el estado con un nuevo enfoque, con la plena participación de la ciudadanía, en una alianza que calificó de imprescindible para prevenir el delito y consolidar la paz.

Mara Lezama tiene bien claro que este nuevo modelo se debe sustentar en los principios de libertad, derechos humanos, paz y orden.

Pero además adelantó que la iniciativa de Ley incluye nuevas figuras como: cultura y justicia cívica, policías de proximidad en funciones de prevención, mayores capacidades de inteligencia y análisis, policías capacitados para la investigación de delitos en colaboración con el Ministerio Público.

Para ello será creada la Universidad de Ciencias y Disciplinas de la Seguridad, “porque sabemos que para avanzar necesitamos una policía más profesional, más capacitada y con una auténtica carrera profesional”.

Dijo estar convencida que, con esta estrategia integral, gobierno y sociedad seremos capaces de generar un entorno de paz y avanzar en la seguridad de las personas y su patrimonio.

Ya con la iniciativa en mano, ésta deberá ser sometida al más amplio escrutinio, porque, como dice la gobernadora:

“La seguridad es lo más importante en estos momentos para la población de Quintana Roo”.

De entrada, plausible resulta el hecho de terminar con el maldito Mando Único.