Adrián Barreto/ SIPSE
PLAYA DEL CARMEN, Q. Roo.- Manuel García Maldonado, director de la Cámara Nacional de la Industria de Restaurantes y Alimentos Condimentados (Canirac), lamentó las acusaciones que Aguakan hizo en contra de la industria gastronómica de ser los causantes de los rebosamientos en la Quinta Avenida y señaló a que la concesionaria debería solucionar un problema que es su responsabilidad.

“Resuelve el problema y no le eches la culpa a nadie (…) Yo respeto a Aguakan pero que no nos vengan a decir que por las trampas de grasa hay rebosamientos. Creo que está tratando de evadir responsabilidades, pero no acepto que nos eche la culpa sin hacer una investigación”, dijo el vocero del sector gastronómico.

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Ángel Cueña Álvarez, director de Aguakan para Playa del Carmen, declaró que debido a que las trampas de grasas que todos los restaurantes tienen la obligación de instalar, no son limpiadas, y por ello se han generado los rebosamientos en la zona turística, algo que en su edición de ayer publicó Novedades Riviera Maya.

Los restaurantes, según se establece en el Reglamento de Equilibrio Ecológico y Protección Ambiental local, deben tramitar un permiso de operación, que es anual y semestral para los más grandes. Ahí se indica que se debe informar el tamaño de la trampa de grasa, se entrega una bitácora para ver qué se hizo con esos residuos así como la temporalidad con que se limpia la grasa.

Si no se informa o no se tiene ese registro, la Dirección Medio Ambiente no renueva el permiso de operación, con lo que el restaurante en cuestión no puede acceder a la licencia de funcionamiento, y se queda sin operar.

Falta de inversión

Según Liane Ake Canto, directora de Medio Ambiente, en las dos últimas administraciones en las que ha estado en el cargo solamente se hizo una sanción en los últimos tres años, aunque finalmente se regularizó.

García Maldonado refirió que desde hace seis o siete años están trabajando en la Canirac para buscar proveedores de trampas de grasa porque hay de diferentes calibres, pero consideró que el problema real es la falta de inversión en los casi dos primeros años de Aguakan para afrontar el crecimiento de las descargas residuales.

“No nos damos cuenta de que nosotros mismos estamos acabando con el destino con este tipo de cosas. Esto quizá no lo quieran hacer porque es una inversión muy costosa, pero la infraestructura se planeó hace 25 años, había cinco comercios y tres restaurantes. En 2011 se cambió a tubería más amplia la 1 Norte, pero ahora son necesarias otras medidas”, dijo.