El empresario quintanarroense Sergio Zapata Vales está decidido a derrotar la cerrazón del Ayuntamiento capitalino para consolidar un negocio de agua en el sur de Quintana Roo. Expone sus argumentos y motivaciones cuando coloca en la mesa una concesión que le fue otorgada por la Comisión Nacional del Agua (Conagua) para incursionar en el mercado con una visión de largo alcance, pero no menos explosiva en los dominios gubernamentales.

Ayer afirmé que “el intento de Zapata Vales de comercializar agua entubada apta para consumo humano en Chetumal no es nuevo, pues el hiperactivo empresario lleva años intentando hacer valer una concesión federal otorgada por la Conagua para el aprovechamiento y explotación de agua potable y alcantarillado, pero sin éxito”.

Sergio Zapata me solicitó un derecho de réplica innecesario, ya que su versión es necesidad periodística. Con documentos en mano expuso: “no quiero concesión ni infraestructura hidráulica”. Ofrezco un beneficio social a la comunidad”, promete. 

Su proyecto de inversión –ya en etapa inicial, por ciento– consiste en suministrar agua purificada en hogares y negocios del sur, instalando tubería para que los usuarios tengan otra opción de consumo, alterna a la que suministra la Comisión de Agua Potable y Alcantarillado (CAPA). 

Y el empresario aunque tiene en su poder una concesión de la Conagua, su escollo aflora en los pasillos del Ayuntamiento capitalino cuyos burócratas encumbrados le pidieron 100 millones de pesos por el aval, partiendo de la importancia del negocio que dejó más millones en Playa del Carmen con la jugosa concesión obsequiada a Aguakán.

Según explica, el Ayuntamiento encabezado por el alcalde Luis Torres Llanes le tiene que entregar una licencia para la instalación de tubería, pero me están deteniendo una inversión sin fundamento legal”.

La innovación de Sergio Zapata es tremendamente práctica y muy atractiva: entregar por tubería agua purificada en hogares y negocios a un precio muy accesible, rompiendo la dependencia del agua purificada en garrafón, cuya calidad es nebulosa en muchos casos.

De hecho, el empresario ya tiene el negocio en pañales en Andara y en los linderos de Calderitas, pero su negocio es bloqueado por un par de burócratas del Ayuntamiento capitalino. Esta historia continuará…