El Congreso de Quintana Roo dio entrada a un punto de acuerdo para que la Cámara de Diputados accione el engranaje y revierta nuestro huso horario, recuperando el que predomina en casi todo el país en esta temporada otoño-invierno.

El exhorto fue presentado por José Esquivel Vargas, Emiliano Ramos Hernández, Laura Beristáin Navarrete (PRD), Fernando Zelaya Espinoza, Eduardo Martínez Arcila, Mayuli Martínez Simón, Eugenia Solís Salazar, Gabriela Angulo Sauri, Jesús Zetina Tejero (PAN), Javier Padilla Balam (Nueva Alianza), Carlos Mario Villanueva Tenorio (Encuentro Social) y José Luis González Mendoza, del PRI.

Cruzarse de brazos es mucho peor, pero el punto de acuerdo es un llamado muy débil –casi un susurro– a una insensible Cámara de Diputados con su morral de prioridades. Bien por el exhorto, pero conviene que sea respaldado por una encuesta pagada por nuestro Poder Legislativo. Incluso, la recolección de firmas puede ser un mecanismo muy eficaz.

Estoy convencido de que nuestro despiadado e inútil huso horario es rechazado con contundencia en Chetumal –capital del estado– y en municipios como Felipe Carrillo Puerto y José María Morelos, pero hay que mostrar todos los datos duros para no dejar en duda el vigor del reclamo social que no acepta la hora de adelanto que obliga a los estudiantes a entrar a las seis de la mañana a sus centros de estudio.

Otra etapa fructífera debe incluir el diálogo y acuerdo sólido de diputados locales y federales, aprovechando que estos últimos desarrollan enormes tareas en armonía, privilegiando los intereses de Quintana Roo y respaldando la agenda clave del gobernador Carlos Joaquín González, sin un miligramo de regateo.

La Cámara de Diputados es un elefante sedado que aplasta los puntos de acuerdo enviados como correspondencia pueblerina, de ahí la importancia del factor coordinación entre diputados locales y federales para maniobrar con tino quirúrgico.

Los diputados que por mayoría promueven este punto de acuerdo solicitan al Instituto de Investigaciones Legislativas del Congreso local que efectúe un estudio, análisis y evaluación del impacto del decreto del 31 de enero de 2015, cuando fue reformado nuestro huso horario para condenar a muchos a madrugar.