Anécdota de la restauración de Kohunlich

Tenemos arqueólogos con amplia experiencia en la restauración de monumentos.

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Por José Huchim Herrera

En el sureste, tenemos arqueólogos con amplia experiencia en la restauración de monumentos. Entre quienes gozaron de reconocido prestigio destaca Jorge Acosta Ruffier, quien formó parte del equipo de especialistas que, con Alberto Ruz L., inició las restauraciones en Uxmal.

En 1955 Jorge Acosta intervino el edificio norte del Cuadrángulo de las Monjas, en donde aplicó el marcado de los sillares de los muros previo al desmantelamiento para luego colocarlos nuevamente a su lugar, después de reforzar los núcleos con mortero moderno. Esta técnica la seguimos realizando de manera emergente durante la exploración a fin de evitar desplomes y pérdida de elementos in situ.

Jorge Acosta utilizó por primera vez dinteles de concreto ocultos en el vano de las entradas, de manera que los originales de madera están visibles, aunque ya no sostienen la carga del edificio. La medida, eficaz para resolver una falla estructural, lo llevó a escribir un documento en el que describe el procedimiento para colocar los dinteles de concreto ocultos y que publicó en 1958 con el título Nuevos ensayos de restauración en Uxmal, en el boletín No. 9 de la Dirección de Monumentos Prehispánicos.

Antes de los años 80, Víctor Segovia inició las exploraciones en Kohunlich. Este es otro relevante personaje con amplia experiencia en exploración y restauración; siempre fue un gran observador de las intervenciones. Recuerdo que cuando visitábamos un sitio arqueológico me asignaba la tarea de observar detalles en las restauraciones, lo que me permitió agudizar el sentido para explorar y sobre todo tener cuidado al realizar la restauración.

La gran experiencia y el esmerado trabajo de Víctor le permitieron perfeccionar el proceso de restauración de edificios que tenían la apariencia de no haber sido intervenidos. El maestro comentaba que, durante la restauración de la Acrópolis de Kohunlich, desmanteló los sillares de los paramentos para consolidar los núcleos y luego reintegrar los sillares, manteniendo el movimiento que el tiempo había producido en los monumentos. Este cuidadoso trabajo a simple vista daba la impresión de que el edificio no había sido restaurado.

En ese entonces Jorge Acosta visitó Kohunlich para inspeccionar el trabajo que Segovia estaba realizando. Acosta felicitó de Víctor por la excelente exploración que había realizado en la Acrópolis y le recomendó que tuviera cuidado con la restauración, ya que varios sectores del basamento estaban ligeramente inclinados. Víctor le contestó que el edificio estaba totalmente restaurado. Entonces Acosta se acercó para mirar a detalle las juntas tanto de los sillares como del núcleo, que no tenían mortero, pero estaban perfectamente afianzados.

 

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