Juan Carlos Gómez/SIPSE

BACALAR, Q. Roo.- Muy cerca de la capital del estado está Bacalar, el recién creado municipio que, según su presidente del Concejo Municipal, nace fuerte, pero en desempleo, migración y prostitución.

 

Un destino turístico sin proyección, pese a tener la laguna más hermosa de Quintana Roo. Una inagotable veta de prostitutas que llegan a trabajar a los bares más deprimentes de Chetumal, así como de albañiles que construyeron carreteras, hoteles y complejos habitacionales para ser regresados a sus comunidades, desempleados.

 

“Deyanira” trabaja en el centro nocturno “Las traviesas”, llamado “Las Panteras”, porque  muchas de sus meseras provienen de esa comunidad bacalarense de 814 habitantes con alto grado de marginación, según la Secretaría de Planeación y Desarrollo del estado. 

 

 “Deyanira” dice tener 18 años, pero con una apariencia de 16 sirve las mesas del establecimiento, toma bebidas alcohólicas con los clientes por una módica cuota, y por 300 pesos alquila su adolescente cuerpo. 

 

Pero este 24 de diciembre la historia fue diferente, regresó con su familia a compartir el dinero que ha ganado con el sudor de su cuerpo.

 

“No es mucho, porque como quiera uno acá gasta en otras cosas (drogas), pero lo que tengo va para mi familia”, dijo.

 

En tanto, Juan Bautista y su esposa trabajan en Majahual; la falta de empleo hace que todos los días viajen de Bacalar hasta el destino turístico. Él es mesero, su esposa masajista.