Javier Ortiz/SIPSE
BACALAR, Q. Roo.- Semi desiertos lucieron balnearios del Pueblo Mágico por la intensa lluvia que se registró este domingo, que evitó que los visitantes que llegaron a pasar el fin de semana se refugien en sus hoteles.

Edwin Cano Álvarez, presidente de la Asociación de Prestadores de Servicios Turísticos de Bacalar, señaló que el torrencial aguacero que se percibió desde la mañana inhibió la demanda de paseos en lancha en el interior de la Laguna de los Siete Colores y aunque por ratos mejoró ligeramente la afluencia, no se consiguieron recuperar, tomando en consideración que es temporada baja y son pocos los visitantes que llegan al destino.

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Indicó que por ser temporada baja, lesiona ligeramente el bolsillo de las familias que dependen de esta actividad, pero confió que los próximos días los turistas sigan llegando y el tiempo les permita continuar con su actividad de manera habitual, aunque sus esperanzas residen en la próxima temporada vacacional de invierno.

Nicanor Piña Ugalde, empresario hotelero, indicó que durante la mañana, fueron contados los que salieron de sus habitaciones, “si acaso a desayunar”, aunque eso no significa que se van desanimados, por el contrario, esperan mejores tiempos para volver y disfrutar plenamente de las bellezas naturales de Bacalar y sus alrededores, subrayó.

El balneario ejidal “Mundo Mágico” que recibe más de 200 bañistas en fin de semana regular, lució semi vacío gran parte del día, pues los torrenciales aguaceros impidió que los bañistas lleguen como lo hacen habitualmente los fines de semana.

El acceso en el tramo del balneario “Ecológico”, se volvió prácticamente intransitable, porque la gran cantidad de agua que se acumuló. Es uno de los sitios que mayormente visitan las familias locales, porque la cuota de entrada es de tres pesos en comparación con el resto de los balnearios que es de 10 pesos y 25 el Cenote Azul.

El centro de la ciudad y restaurantes ubicados en los alrededores del parque central lucieron a mediana capacidad, pues fueron pocos los que se atrevieron a salir en medio de la pertinaz llovizna. Brigadas de trabajadores se dedicaron a desazolvar alcantarillas y pozos de absorción en algunos puntos de la ciudad, para evitar acumulamientos de agua.