|
Pasar por la regadera todos los días y usar demasiado jabón puede tener consecuencias en la piel. (Contexto)
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram

Agencia
CANCÚN, Q. Roo.- Es verdad que el calor que se siente en Quintana Roo, y en general en toda la Península de Yucatán, obliga a añorar dejar caer el agua de la regadera en el cuerpo más de una vez al día; pero sabías que además de no ser lo más recomendable, podrías estar bañándote mal.

Vivimos inmersos en la cultura de la ducha diaria. Nos todos los días e invertimos una media de 11 minutos en esta actividad aproximadamente, informa el portal de noticias The Huffingtong Post.

También te puede interesar: Los popotes y dormir de lado te pueden ‘marcar’ para siempre

Muchos ya no concebimos la idea de llegar al trabajo sin antes despejarnos bajo el reparador chorro de agua caliente. Lo hemos convertido en algo así como una necesidad básica. Y no decimos que esté mal hacerlo, el problema es que muchas veces no lo hacemos como deberíamos. Un mal uso de la ducha puede provocar multitud de problemas cutáneos.

1. Nos duchamos demasiado

La piel es el órgano más extenso de nuestro cuerpo y el primer mecanismo que tenemos para defendernos de los agentes externos. “Si estamos continuamente rasurando, lavando o haciendo correr agua por ella estamos quitando nuestras defensas”, explica la doctora María Sainz, jefa del servicio de Medicina Preventiva del Hospital Clínico San Carlos de Madrid y Fundadeps. El ser humano es el único mamífero que realiza esta tarea para reprimir su olor corporal.

2. Usamos demasiado del jabón

Pasar por debajo del chorro de agua a diario no es tan pernicioso como lo es el uso continuado de jabón, explica el doctor Ramón Grimalt, especialista en dermatología y miembro de la Asociación Española de Dermatología y Venereología (AEDV).

 “A no ser que hagas deporte o tengas un exceso de sudoración”, señala la doctora Sainz, quien insiste en que no hay que tomarse esta recomendación como una norma para toda la población sino como una orientación. Porque no es lo mismo ser chico que chica. Tampoco es lo mismo hacer deporte a diario que llevar una vida no tan activa. Ni vivir en un clima cálido o en uno frío. 

No seguir estos pasos y abusar del uso de geles no neutros significaría que estaríamos atacando constantemente el manto lipídico que recubre nuestro cuerpo destruyendo su pH, que se encarga de defendernos de agentes externos como bacterias, virus, ácaros y demás microorganismos. 

Esto podría llegar a causarnos problemas mayores como dermatitis atópica, que afecta a un 10% de la población; infecciones como pitriasis alba (manchas blanquecinas o falta de pigmentación en la espalda y extremidades superiores) o alergias. 

3. El agua suele estar demasiado caliente

Si bien no deberíamos usar jabón todos los días, especialmente en el caso de niños o ancianos, tampoco podemos ducharnos a altas temperaturas. Así lo expresa la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV) en su lista de consejos para cuidar el pH de la piel: “No te duches con agua demasiado caliente porque podrían desintegrarse algunas moléculas del manto ácido y esto propiciaría una excesiva resequedad”.

4. Abusamos de la esponja

En su lista de consejos, la AEDV señala que no debemos enjabonarnos más de una vez y que habría que “limitar el uso de esponjas con fibras demasiado ásperas” si queremos que el nivel alcalino del ‘manto’ se mantenga equilibrado entre los 5.5 y los 5.9 grados de acidez.

El dermatólogo Raúl González recomienda emplear esponjas solo “una o dos veces a la semana” y secarlas con la luz del sol después de usarlas “para evitar la colonización con mohos” que pueden causar foliculitis, hongos u otras infecciones peores.

5. No nos lavamos bien el pelo

Si queremos cuidar nuestro cuero cabelludo no debemos lavarnos el pelo a diario. El cuidado del cabello también es importante y para ello la AEDV aconseja emplear un shampoo con pH 5.5, usar lociones e hidratantes y cepillarse a diario con un cepillo de cerdas suaves.

Lo curioso es que muchos eligen bien el shampoo pero luego no saben cómo aplicarlo, especialmente las personas con pelo largo. "Debe realizarse en sentido vertical y no acumularlo en la parte alta de la cabeza. Esto puede crear un enredo permanente imposible de solucionar como no sea con el corte, es lo que se denomina cabello en nido de pájaro", explica el documento de cosmética capilar de la AEDV. 

6. Tampoco elegimos bien la toalla

Muchas veces las elegimos por estética, porque quedan bien con los azulejos del baño, y no nos preocupamos de si son o no adecuadas para nuestra piel. Una toalla rugosa o demasiado áspera puede irritar las pieles sensibles e incluso resecarlas. Lo aconsejable es que sea suave de algodón absorbente. Para usarla hay que hacerlo mediante ligeros toques que eliminen el exceso de humedad y no frotando.

Las manos son otra cosa

El hecho de estar en contacto directo con factores externos hace que los gérmenes aparezcan cada tres horas por lo que hay que lavarlas con mucha más frecuencia. Además, la piel de las manos se regenera cada cinco días, señala la doctora Sainz.

En ningún caso el lavado de manos tiene que ser una obsesión aunque sí habría que hacerlo de forma más o menos constante. “Lo ideal sería que nos laváramos las manos una media de siete veces al día”, apunta la especialista. 

Lo más leído

skeleton





skeleton