Claudia Martín/SIPSE
CHETUMAL, Q. Roo.- El pez león, ha sido considerado por algunos especialistas internacionales como una de las mayores amenazas del siglo XXI para los arrecifes y a sus hábitats conexos en el Atlántico Tropical y, sin embargo, poco se sabe de la especie y los daños que pudiera llegar a provocar debido a que no se le han inyectado los recursos necesarios para investigación por parte de entes gubernamentales.

Al menos eso fue lo que reconoció en su oportunidad, la directora de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp) en el estado, María del Carmen García Rivas.

El primer avistamiento fehaciente del pez león fue en aguas en los Estados Unidos en 1985. Después, en el año 2000 se identificó como una especie invasora en aguas de Carolina del Norte.

Para el 2012, esta especie ya estaba establecida a lo largo de la costa suroriental de Estados Unidos, el mar Caribe y gran parte del Golfo de México.

De acuerdo con la Dirección de la Reserva de la Biosfera de Banco Chinchorro, también a cargo de María del Carmen García Rivas, en 2013, en la zona oeste del Área Natural Protegida (ANP) se encontraban poblaciones de hasta 300 ejemplares por hectárea, pero el daño causado por la especie es incalculable.

Así, la falta de recursos para investigación en el Caribe y una vez probada la voracidad de la especie invasora en litorales de Quintana Roo, hubo necesidad de que otros entidades involucradas buscaran un mecanismo para intentar controlar la plaga.

Crean manual para controlar la plaga

Con el apoyo de ocho organizaciones no gubernamentales, nacionales y extranjeras, se logró publicar el primer manual para el control del Pez León en las ANP denominado El pez león un invasor: guía para su control y manejo, editado por James A. Morris, Jr. investigador de la organización internacional, National Oceanic and Atmospheric Administration en Marathon, Florida, Estados Unidos.

El investigador y autor principal del libro, en el primer capítulo denominado La invasión del pez león: pasado, presente y futuro, refiere que el término “pez león” se compara con otras especies invasoras del siglo pasado, e incluso, esta especie representa un peligro para la integridad de la cadena alimentaria arrecifal y puede afectar la pesca comercial, el turismo y el estado general de los arrecifes coralinos.

“Al alimentarse de peces herbívoros, el pez león podría reducir la función de control que estos realizan con las algas. También podría competir por los recursos en particular el alimento y el espacio de otras especies de importancia económica como el pargo o el mero”, ejemplifica el manual.

También presenta las investigaciones sobre el pez león, a partir de resultados alcanzados y cuestiones pendientes que presentan los investigadores James A. Morris, Jr. y de Stephanie J. Green.

De manera generalizada proporcionan información sobre la distribución y densidad de la especie, a lo largo de todo el Caribe mexicano, el Golfo de México y algunas zonas de América y  presenta una proyección gráfica de una posible distribución futura del pez león, si la temperatura superficial del mar fuese el único factor limitante.

Asimismo demuestra el estado de invasión, el régimen y comportamiento alimentario que lo señala, a través de un análisis del contenido estomacal, como un carnívoro generalista que se alimenta de una amplia gama de peces y crustáceos y brinda información general sobre su forma de alimentarse, las horas en que lo hace, rasgos distintivos por sexo, las densidades que alcanzan, e incluso, los ciclos de reproducción.

En el tercer y cuarto capítulos, escritos por J. Lad Akins, presenta Educación y Divulgación: fomentar el apoyo y las capacidades, así como las Estrategias de control: Herramientas y técnicas de control local en el que proporcionan las estrategias de educación y divulgación para incrementar el apoyo a los programas que abordan la invasión del pez león.

La idea es fomentar la participación de la población y asegurar el apoyo y la financiación de los organismos de gobierno y estrategias para el control de la especie de manera local.

El capítulo cinco habla sobre el monitoreo como una actividad fundamental, escrito por Stephanie J. Green, mediante el cual se presentan planes para controlar al pez león, la formulación y la ejecución de programas de monitoreo que permiten evaluar sus resultados al considerar que ofrece u indico de hasta qué punto la estrategia de control está logrando sus objetivos y da orientación sobre como modificar las actividades para mejorar el control de la especie.

En el siguiente apartado ofrece orientación a los administradores de los recursos marinos acerca de los problemas jurídicos que van ligados a la captura del pez león, como la extracción de la especie en áreas que se prohíbe pescar, el uso del pez león como recurso pesquero porque no existe un consenso en torno a los riesgos, ventajas de promover la comercialización del pez león.

National Oceanographic and Atmospheric Admnistration U.S Department of Commerce, Reef Evironmental and Educational Foundation, Iniciativa Internacional sobre los Arrecifes Coralinos, Programa Ambiental del Caribe, Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma), el Centro Regional de Actividades del Protocolo Relativo a las Áreas y Especies Especialmente Protegidas (Car-Spaw), Gulf and Caribbean Fisheries Institute (GCFI) y National Fish and Wildlife Foundation, son las organizaciones que apoyaron tanto con información de especialistas como la publicación del mismo.