Buen ejemplo en el Puerto

La mejor forma de enfrentar al sargazo es articular todos los esfuerzos.

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La mejor forma de enfrentar al sargazo es articular todos los esfuerzos. Es el mayor reto en el Caribe mexicano, que en un principio se circunscribió solamente al medio ambiente, aunque ahora trastoca diversas esferas, incluida la turística por razones obvias.

Un buen ejemplo de articulación se desarrolla en Puerto Morelos, donde el Protocolo de 10 acciones es desplegado con admirable eficacia justo en el momento de mayor arribo, de confusiones por aplazamientos en las respuestas oficiales de la Federación y de incertidumbres respecto a las operaciones en marcha en el resto del estado.

El Protocolo Puerto Morelos, firmado en agosto de 2018, ha trascendido las fronteras y es puesto de referente en otras latitudes. En esta asociación civil participan gobierno, empresarios, ambientalistas, expertos y ciudadanos, lo cual refleja el interés por la problemática, el grado de organización, el compromiso con su municipio y una participación social digna de copiar.

El pasado fin de semana se resaltó el anclaje de las barreras en los casi dos kilómetros de playa a cargo del Ayuntamiento de Laura Fernández Piña, cuya función es contener y desviar las algas hacia bandas –anfibias y terrestres– para facilitar la recolección; posteriormente, el material se sube a los camiones, para que estos lo dejen en una celda especializada dispuesta al sur de la ciudad.

En esa labor apoyan una sargacera que tiene en comodato y, en la arena, cuadrillas de trabajadores que aceleran la limpieza, a la cual se han sumado estudiantes, ciudadanos y ecologistas, los mismos que celebran la aprobación del Reglamento Municipal de Manejo Integral de Biorresiduos aprobado en Cabildo el lunes pasado, en una medida más que debería replicarse en los demás municipios.

Algo mejor aún: en los otros 16 kilómetros (son 18 en total de litoral portomorelense) tanto los hoteleros como los concesionarios han empezado a implementar las mismas vallas de contención, en el marco de ese Protocolo, y evidentemente con la misma responsabilidad en la manipulación de tales desechos.

De todo lo anterior cabe insistir en la participación de los afectados, sin tintes políticos, sin intereses particulares, con la única preocupación de que las bellezas de un destino boyante no luzcan ante los millones de visitantes cada año. Que la reelección de Fernández Piña convino en este asunto, es otro análisis.

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