Manuel Salazar/SIPSE
FELIPE CARRILLO PUERTO, Q. Roo.- Con una población que aún no supera la capacidad construida en sus instalaciones para albergar a quienes quebrantan las normas sociales establecidas, la cárcel pública de Felipe Carrillo Puerto mantiene un estatus de balanceada normalidad sin que a futuro cercano se perciba algún movimiento que trastoque las actuales condiciones en que se trabaja.

En un recuento de lo que se ha mejorado sensiblemente al interior de las instalaciones carcelarias de Felipe Carrillo Puerto, Gerardo González Espinoza, director general de Seguridad Pública, Tránsito y Bomberos, explica que a raíz de la llegada de la presente administración municipal se ha buscado establecer mecanismos que atiendan dentro de lo posible las necesidades y demandas que se presentan en un reclusorio de mediana capacidad como el que les corresponde atender.

“Aquí tenemos una cárcel construida con medidas de seguridad que solamente podrían ser violadas con la complicidad de algún celador o guardia. De otro modo, nadie se podría fugar y quienes integran los turnos de vigilancia, monitoreo y cuidado de las instalaciones saben que en el momento en que se presente una fuga, los primeros señalados serían los propios integrantes del cuerpo de vigilancia, de ahí que todos cuiden del trabajo que se realiza en ese sentido”, advirtió.

Capacidad

Detalló que los módulos con que cuenta la cárcel pública en esta ciudad tienen capacidad en su conjunto para un total de 100 presos; actualmente existen recluidos en ese lugar un total de 86, de los cuales 25, es decir, el 30% de la comunidad carcelaria, son personas que cometieron algún delito, pero en el municipio de José María Morelos. El resto son de Felipe Carrillo Puerto. Entre los reclusos, hasta el último corte, se tiene registrada únicamente a una mujer.

De acuerdo con datos estadísticos del reclusorio, de los 86 internos que se encuentran en este momento bajo proceso judicial, el 70%, es decir, 60 reos, está recluido por delitos sexuales en diverso grado; el segundo sitio lo ocupan los detenidos por robos a casa habitación; el tercero, las agresiones y lesiones, y solamente existe una persona encarcelada por homicidio.

Visitas

“Tenemos que entender que el encierro por quebrantar alguna de las normas sociales establecidas no implica que se dejen de atender algunas necesidades, que no tienen que ver con lo económico o con lo jurídico, sino más bien con la salud, con los valores y sobre todo con la condición de personas de cada uno; ese aspecto se atiende por nuestra parte dentro de las posibilidades que se tienen”, aseguró el director de Seguridad Pública. Destacó que existen congregaciones religiosas que solicitan permiso para ingresar y sostener diálogos con los reclusos, por lo que se programan y se otorgan facilidades dentro de lo permisible y con la vigilancia que amerita cada situación. 

“La comida no es excelente, pero dentro de lo austero del presupuesto que se maneja, la Presidencia Municipal ha instruido para que se preste atención adecuada y de buena calidad a las personas detenidas. Las instalaciones hidráulicas, sanitarias y eléctricas están bajo mantenimiento constante y el servicio de teléfono por línea que existía, que registraba fallas desde hace más de cuatro meses, ha sido sustituido por un teléfono celular que se les facilita en la guardia a los internos para que por turnos puedan realizar alguna llamada de forma periódica, con vigilancia  y bajo completo orden”, aseguró.

Actividades

Paralelamente se ha instituido la proyección de películas, series y documentales programados por parte de la Dirección de Seguridad Pública, en coordinación con el alcaide, Luis Pérez, con el objeto de ofrecer a los internos espacios de entretenimiento y sobre todo, oportunidad de conocer temas cuyos contenidos sean de valores y con un mensaje positivo.

En cuestiones de salud la mayoría de los reclusos cuenta con Seguro Popular y quienes no tienen ese beneficio son canalizados a la Cruz Roja Mexicana o al Hospital General si el problema que presenten lo amerita, existen tiempos en que se practica algún deporte y se tiene permitido a quienes así lo deseen contar con literatura para hacer más llevadero sus ratos de ocio, refirió el entrevistado.

“Sabemos que por la estrechez de recursos no se pueden mejorar muchas cuestiones, tampoco queremos hacer de las instalaciones carcelarias un paraíso, pero creo que sí podemos ser un reclusorio modelo para trabajar desde otro punto de vista en la reinserción social de los presos, creemos que se puede. Todo está en el trato o en las condiciones que se brinden a los internos para fomentar la convivencia mutua”, concluyó.