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Leobardo Morales fue entrevistado en Playa Las Perlas. (Sergio Orozco/SIPSE)
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Rubí Velázquez/SIPSE
CANCÚN, Q. Roo.- El amputarle su pierna derecha a causa del cáncer, hizo que Leobardo Morales, de 42 años, y administrador de empresas de profesión, se refugiara en el buceo como terapia y encontrara en ello la pasión y fuerza para conquistar récords mundiales y ser inspiración de regulares y personas con alguna discapacidad.

A veces para ganar, tienes que perder”, dijo Leo, como prefiere ser conocido al mencionar que tras la enfermedad se considera una mejor persona.

Su encuentro con Cancún y tocar fondo 

Teniendo de fondo el Mar Caribe, con ropa casual y apoyado en sus muletas, el hombre recordó que tras concluir sus estudios de nivel superior, decidió dejar su natal Distrito Federal en 1997 y buscar en Quintana Roo una oportunidad laboral.

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En poco tiempo logró desenvolverse en su área, dentro de un buen ambiente en una empresa bancaria; sin embargo, tras detectársele en 2008, a los 35 años de edad, cáncer en su pierna derecha y serle amputada la extremidad, su vida da un giro y se pone a prueba su fortaleza.

El asimilar su situación llevó su tiempo y aunado a la pérdida de su trabajo, la depresión se apoderó de él en un principio, llevándolo a intentar suicidarse en una ocasión.

Ese momento fue como tocar fondo para el hombre y decidió junto con su familia alejarse por un tiempo de su país.

Actitud e impulso para levantarse

Con ayuda de terapias y de conocer de cerca casos de quienes como él presentaban algún tipo de discapacidad sin que esto representara un impedimento para continuar activos y productivos, es que se da cuenta “que todo es cuestión de actitud y decido seguir delante con mi vida; la historia de Leo”.

“Es ahí cuando defino que trabajaría desde ese momento para cambiar el concepto de la discapacidad y enviar un mensaje de inclusión a la sociedad”.

Al regresar a Cancún, lugar que consideró lo atrapó desde el primer momento y acudir a bucear como terapia por invitación de un amigo, encontró en la actividad la manera de difundir su mensaje. 

“Desde que me coloqué el traje y toqué el mar, experimenté una sensación de libertad increíble que me cautivó”, mencionó mientras sonreía y disfrutaba de la brisa de la tarde en Playa Las Perlas, lugar donde Novedades de Quintana Roo lo entrevistó.

Con la firme intensión de ser una idea de inspiración y motivación para que la personas en situaciones similares a la de él, no se rinda, es que Leo se prepara durante tres años para ser instructor de buceo y tiempo después para romper récords mundiales. 

De ese modo en diciembre de 2012, logra batir el récord mundial de buceo profundo, alcanzando los 125 metros de profundidad, equivalente al triple de lo que se realiza en el buceo de recreación, donde es permitido hasta 40 metros.

Para él fue impresionante ver el apoyo de millones de personas, mexicanos, extranjeros y medios de comunicación en el evento, que más allá del reto, buscó y logró llevar un mensaje de inclusión.

Es en ese momento cuando decide formar la fundación “A Mar Abierto”, donde personas con alguna discapacidad puedan realizar actividades acuáticas y experimentar que no existen limitantes para alcanzar todo aquello que se propongan.

“Si por arriba es increíble el mar, por abajo es aún más bonito”, dijo Leo, mientras contemplaba la quietud de las aguas color turquesa.

Un año más tarde, en 2013, estableció su segundo récord mundial de distancia y permanencia en el parque marino de Cozumel, alcanzando los 16 mil metros de recorrido y estando bajo el agua durante ocho horas 16 minutos.

Su fortaleza

Es actitud y decisión de cada persona el tomar la discapacidad como algo lamentable o como una oportunidad, recalcó mientras hablaba que el motor de su vida ha sido siempre su esposa con quien lleva 16 años de casado.

“Soy mucho mejor persona habiendo perdido una pierna y aunque es contrastante, realmente ahora me siento completo y aprecio cada aspecto o momento del día”.

Problemas tenemos todos, siempre hay adversidades y lo importante es ver el vaso medio lleno y no medio vacío”.

Afirmó estar convencido de que la discapacidad es un estado mental y no físico y que todo su trabajo es con la intensión de mover conciencias.

Retos por cumplir

En marzo del siguiente año, Leo buscará romper un récord más, involucrando esta vez el buceo en un cenote, combinando la majestuosidad del escenario con el mensaje de positivo e inclusión que busca seguir haciendo llegar a la población.

Con la participación y colaboración de otros profesionales, aseguró que pretende que cada metro que desciendan buscando establecer el récord, sea una aportación para organismos no gubernamentales. 

Asimismo, trabajará para intensificar el apoyo y colaboración con otros organismos civiles para que unidos, logren llegar con el mensaje a más lugares.

Si el crimen es organizado, por qué nosotros como organismos civiles no podemos organizarnos”.

A veces pareciera que nadie está preocupado por hacer las cosas bien; sin embargo, foros y acciones de la sociedad civil, demuestran lo contrario, ya que el trabajo es constante y que cada persona trabaja desde su propia trinchera en beneficio de la sociedad, señaló.

Actualmente, Leo lleva su testimonio y conferencias a escuelas, empresas, organismos y quien así lo solicite alrededor del mundo, sin dejar de lado su trabajo en beneficio de este sector de la población en Quintana Roo.

“La vida es actitud, entereza y debe disfrutarse, por ello seguiré trabajando intentando contribuir a que la gente no se rinda, ya que la vida es increíble”, concluyó.

 

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