Pelean PRI in articulo mortis

Mucho habrá de actualizarse sobre los verdaderos balances del poder en Quintana Roo.

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Mucho habrá de actualizarse sobre los verdaderos balances del poder en Quintana Roo cuando se defina la sucesión en la presidencia del Comité Directivo Estatal del PRI tras la salida de Raymundo King de la Rosa, lo más probable es que rumbo a un limbo político en el que su memoria será apenas un fantasma más tragicómico que el dramático de Hamlet, de Shakespeare, pero aunque las expectativas para el ex partidazo en las próximas elecciones concurrentes son paupérrimas hay un interés mayúsculo en el relevo.

Fue una buena manera de deshacerse del mitómano Raymundo, uno de los peores dirigentes de la historia del PRI estatal de que se tenga memoria, si no es que el peor, enviarlo a una candidatura que tiene en verdad mínimas posibilidades de ser convertida el 1 de julio en una escaño en el senado. La verdad es que el increíble sostenimiento del chetumaleño en la oficina principal de la Casa del Pueblo de Chetumal durante tanto tiempo no se debió más que al padrinazgo de Manlio Fabio Beltrones Rivera –ahora bajo amenaza de proceso judicial-penal– y a la poca importancia que el presidente nacional Enrique Ochoa Reza le concede a Quintana Roo, para él sin peso electoral, visto apenas como un coto económico del asociado PVEM.

¿Por qué entonces si la actual perspectiva electoral del PRI, partido in articulo mortis, es quizá la peor de su historia hay tanto interés en la sucesión en la directiva? Cuatro interesados parece multitud, por más que sea un hueso laboral. La respuesta está en los poderes fácticos que con mayor o menor discreción siguen siendo fundamentales en la vida del estado y no quieren perder tal adjetivo.

Puede ser que el PRI nominalmente se encuentre alicaído y que evidentemente sea demasiado tarde para rescatar algo de estos comicios, pero el poder político-económico que ejercen personajes como el aún senador Félix González Canto, el también ex gobernador Joaquín Hendricks Díaz y esa extraña mezcla de encumbrados verde-priistas que se quedó con los despojos del borgismo que no retornaron al felixismo es muy importante.

Rodolfo Romero Euán asegura tener el apoyo de conspicuos priistas locales hoy alejados –no sólo chetumaleños–, que conformarían el material militante para la reconstrucción. Francisco Amaro Betancourt, con amplia experiencia en liderazgo partidista, particularmente ahí donde ser priista es una tarea quijotesca –Cancún–, ha recibido el apoyo de amplios sectores que van desde los más tradicionales a los modernos, aparte de empresarios y líderes sociales y de opinión. José Luis “Pelón” González Mendoza ni idea tenemos qué méritos puede exhibir: el de brillante legislador, como no sea para reflejar la luz de las lámparas, desde luego no.

Detrás de los anteriores pudiera haber apoyos con conexiones en el centro –donde se decide todo–, pero sólo hay un proyecto con un muy poderoso soporte en esta contienda que se conoce con claridad. Se llama Arlet Mólogora Glover y huelga decir que el padrino es el todavía muy poderoso Félix González.

Ojo.

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