Este es el Cancún que Bolsonaro quiere en Brasil

El presidente de esta nación sueña con hacer un polo turístico dentro de una reserva natural.

|
(Turisangra)
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram

Agencia
CANCÚN, Q. Roo.- El sueño del presidente Jair Bolsonaro y una de sus últimas obsesiones es un "Cancún brasileño", un enorme complejo de hoteles y torres de apartamentos en la bahía de Angra dos Reis, una de las zonas mejor preservadas de la costa sur de Río de Janeiro, llamada Costa Verde por el manto de selva que cubre sus montañas.

Desde mayo, repite constantemente su intención de acabar por decreto con el parque natural Estação Tamoios para permitir el desarrollo turístico de la zona, publica el portal web del periódico español El Mundo.

Esta reserva está formada por 29 islas e islotes de altísimo valor ecológico y gran belleza: rocas coronadas de cocoteros, calas de arena blanca y un agua verde esmeralda que refleja la selva de las montañas.

El acceso a esta zona paradisíaca está prohibido, igual que la pesca; los barcos ni siquiera pueden fondear en sus aguas: un paraíso para delfines, tortugas y cientos de especies de peces. Sólo se puede acceder a ellas con fines científicos.

También te puede interesar: Y el destino más buscado para el puente patrio es… Cancún

La reserva también sirve de zona de amortización para una central nuclear cercana. El parque de Tamoios ocupa apenas el 5% del total de la bahía de Angra, donde sí hay hoteles y un turismo hasta ahora basado en un modelo sostenible.

El presidente asegura que hay empresarios de los Emiratos Árabes, Japón e Israel dispuestos a invertir "miles de millones" para construir en la zona.

“Bolsonaro quiere una 'Cancún brasileña', pero se olvida de que toda la belleza es gracias a los niveles de protección del medio ambiente que tenemos. Sin eso, este paisaje se habría acabado hace tiempo", comenta a EL MUNDO João Luiz Victal, un biólogo marino que trabaja en la reserva desde antes de su fundación, en los años 90.

Ahora, ya jubilado, tiene un proyecto de cría de peces y turismo pedagógico. Igual que varios ecologistas de la zona, João Luiz cree que la obsesión de Bolsonaro por acabar precisamente con esta reserva tiene que ver con una especie de venganza personal.

Bolsonaro fue multado por pescar en la reserva ecológica

Bolsonaro tiene una casa en las inmediaciones, y en 2012, cuando era diputado, fue multado en esta zona por pesca ilegal; fue pillado con una barca repleta de artilugios de pesca, lo que le costó una multa de 10 mil reales (2 mil 300 euros) que nunca pagó.

La sanción prescribió, y tras su llegada al Gobierno, la multa fue anulada, y el funcionario que multó a Bolsonaro, José Augusto Morelli, destituido. Los trabajadores de la reserva vinculados al ministerio de Medio Ambiente declinaron hacer declaraciones a este diario por miedo a represalias.

En medio de toda la polémica, en junio, la Unesco declaró la bahía de Angra dos Reis, Isla Grande y Paraty, Patrimonio de la Humanidad, destacándola como "un ejemplo excepcional de uso de la tierra y el mar y de interacción humana con el medio ambiente".

El territorio reconocido por la Unesco abarca casi 150.000 hectáreas, donde conviven cuatro parques naturales entre la sierra y el mar, la ciudad colonial de Paraty y varias aldeas indígenas, de pescadores tradicionales y quilombos, las comunidades rurales donde viven los descendientes de esclavos fugitivos.

El principal activo de la zona es su frondosa vegetación tropical. Aquí se encuentra uno de los últimos resquicios de la mata atlántica, la selva que cubría toda la costa de Brasil y buena parte de Suramérica y que ahora sólo ocupa el 12% de su territorio original.

Temen que acaba de con la gallina de los huevos de oro

En el sector turístico, temen que la ambición del presidente acabe matando a la gallina de los huevos de oro, que el año pasado atrajo más de 1.6 millones de turistas.

"La gente de aquí, el poder público y los empresarios, no queremos una Cancún en Angra, queremos generación de empleo y calidad de vida pero sabiendo que nuestro principal producto es el medio ambiente", dice el responsable de Turismo de esta localidad, João Wylly Seixas, precisando que sí que habría que revisar las leyes para ponérselo más fácil a los inversores que tienen una visión más 'ecofriendly'. En su opinión, demasiadas restricciones acaban estimulando las ilegalidades.

Al ser preguntado por la polémica de la ya famosa 'Cancún brasileña', respondió que "la cuestión ambiental sólo preocupa a los veganos que comen verduras" y que si quisiera hacer "una maldad" podría ir a la bahía de Angra una noche o un fin de semana y cometer un crimen ambiental sin ser multado.

Lo más leído

skeleton





skeleton