Por Rafael R. Deustúa

Había una vez hace mucho mucho tiempo una ridícula película que logró un estatus de culto a partir de su originalidad, sí, “Los Cazafantasmas” de 1984 innovaron con su fórmula de comedia y efectos especiales. La actualización de ésa fórmula tiene los mismos ingredientes, pero no el carisma.

Erin Gilbert es una prestigiada profesora de física que descubre un fantasma de su pasado en internet: Un libro que escribió cuando creía en lo paranormal y que hoy en día puede arruinar su carrera. Busca a Abby, la coautora, científica que sigue creyendo en lo paranormal, que aceptar retirar el libro si Erin la acompaña a una casa embrujada. Ahí ellas encuentran su primer fantasma, lo cual arruina sus carreras pero les abre una posibilidad de negocio: cazar fantasmas.

El proyecto de rehacer “Los cazafantasmas” levantó gran polémica desde que se descubrió que los personajes originales no figuraban y más cuando se supo que las protagonistas eran mujeres... Mayor crímen: cuatro actrices que no se explotarían sexualmente. 

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Dada la animosidad en contra lo lógico es que trabajaran un guión impecable... pero lo pusieron al servicio de la taquilla. En cada secuencia se nota como añadieron elementos para satisfacer algo o quitaron para evitar enojar personas, con lo que evitan casi cualquier irreverencia y pierden el carisma.

Paul Feig no convence con su dirección, logra algunos buenos momentos, con guiños a la cinta original al emular algunas tomas, pero no equilibra sus tiempos, pues reduciendo las batallas fantasmales y dando prioridad a sus comediantes habría logrado un filme más divertido.

Las chicas trabajan bien, aunque cada una por su lado, entre ellas no se siente naturalidad aunque todas salieron de Saturday Night Live. Lo mejor es que generan nuevos papeles y no imitaciones, pero aún así las estelares Melissa Mcarthy y Kristen Wiig no destacan tanto como Kate McKinnon y Leslie Jones e irónicamente Chris Hemsworth les roba cámara como rubio descerebrado.

Los efectos especiales son extraordinarios pero roban demasiado tiempo de la película, como si fueran el protagonista. El problema es que tampoco son tan buenos como para ser el atractivo principal.

Resumiendo, la cinta es regular, tonta y divertida si la ves sin prejuicios, pero si viste la original en los ochenta, mejor ve aquella de nuevo.