Celebran el Lavatorio de Pies en Cancún

Piden a los cancunenses amarse sin medida y sin egoísmo. Visiten a los enfermos aunque sea por unos minutos.

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El obispo dijo que el Lavatorio de Pies tiene un significado inmenso. (Jesús Tijerina/SIPSE)
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Teresa Pérez/SIPSE
CANCÚN, Q. Roo.- Ante más de tres mil personas durante la celebración litúrgica del Lavatorio de Pies que celebró ayer monseñor Pedro Pablo Elizondo Cárdenas, invitó a la feligresía a escuchar a Dios. “Ámense como yo les he amado expresó Jesucristo en su Pasión. Nos amó hasta el extremo, nos marcó la medida del amor desmedido hasta el extremo de dar su vida por cada uno de nosotros para salvarnos".

Pide al pueblo cancunense amarse sin medida, sin egoísmo, sin cálculo, pues esto nos limita. Jesucristo quiso demostrar su amor lavando los pies a sus discípulos de forma servicial y con amor. “Hagamos el cambio en nuestra vida cotidiana, en nuestra familia, en nuestra mente y en el trato mutuo”.

Explicó que Jesucristo se quitó su manto, se ciñó la toalla y se puso a lavar uno a uno los pies de sus discípulos. El significado es inmenso con ello lavaba las manchas, las angustias, las preocupaciones, las inquietudes con el agua del amor y de la cercanía, de compañía. 

“Hay enfermos que necesitan que los visitemos unos momentos, hijos que necesitan que los escuchemos unos momentos. Cuantas veces soñando cosas grandes para nuestros hijos y ayudarles para darles una gran carrera y una profesión, pero no somos capaces de escucharles unos momentos para que se desahoguen de darles un abrazo, de darles un beso, de quedarnos con ellos un ratito viendo la televisión. Cosas tan sencillas, pero tan necesarias para quienes necesitan de ese abrazo, de ese beso, de ese saludo, de esa sonrisa y de los detalles mínimos. Esto es lo que nos enseña Jesucristo”.

Elizondo Cárdenas comentó que Jesucristo dejó tres regalos muy importantes: el mandamiento del amor (ámense como yo les he amado) el nos quiere y nos manda que nos amemos como él nos ha amado. El segundo es el sacramento de su amor. De la eucaristía que hoy instituye, el cual es el testamento de su amor y está presente también en el sagrario y el tercero es el sacerdocio para que los sacerdotes nos perdonen los pecados y lo hagan presente a El en las especies eucarísticas. “Gracias señor por el mandamiento del amor porque nos has dejado la eucaristía porque es Jesucristo viviente y está con nosotros para alimentarnos y darnos vida eterna”.

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